- La apuesta por las renovables, la movilidad eléctrica y la restauración de la naturaleza son algunas de las palancas de recuperación económica
Pero, ¿cómo puede ser que Alemania tenga más energía fotovoltaica que España?”, se desespera Domingo Jiménez Beltrán, exdirector de la Agencia Europea de Medio Ambiente, antes de calmarse: “El futuro está hecho a la medida de España. Nuestro potencial energético es enorme”, sentencia.
Uno de los cuatro grandes ejes del Plan de Recuperación de la economía española que impulsa el Gobierno para afrontar la crisis por la Covid-19 es la transición ecológica.
A este ámbito –la llamada reconstrucción verde– irá buena parte de los fondos de recuperación europeos, que permitirán a España obtener financiación por valor de hasta 140.000 millones (72.000 millones en forma de transferencias y el resto a través de préstamos).
Pero ¿qué sectores concretos deberían, o merecerían, recibir estas ayudas?
1. Reducir emisiones
Un sistema energético limpio
La previsión inicial del Gobierno pivota en gran parte sobre el Plan Nacional Integral de Energía y Clima (2021-2030), un documento estratégico que marca el camino para pasar de un sistema energético basado en los combustibles fósiles a otro que sea limpio (descarbonización).
Para el 2030, las emisiones de gases de la economía española deberán reducirse un 23% respecto a los niveles de 1990 y para el 2030 al menos el 70% del sistema eléctrico deberá ser de origen renovable.
Por eso el Plan de Recuperación anti Covid-19 prevé un “despliegue masivo del parque de generación de energía renovable”. Todo ello ha disparado una carrera de las grandes empresas eléctricas. Un ejemplo: Endesa ha presentado el Gobierno –para que este a su vez lo analice y lo envíe a Bruselas– un total de 110 proyectos con una inversión de 19.000 millones (215.000 empleos).
Pero muchos sectores recelan de la omnipresencia de las grandes eléctricas, ya que algunas de intentaron en su día bloquear ciertas renovables mientras ahora se vuelcan en ellas.
2. Renovables
Beneficios de la energía distribuida
Fernando Ferrando, presidente de la Fundación Renovables, considera que se debe dar prioridad a los proyectos que “realmente contribuyan a la descarbonización y sean rentables, que puedan ser replicados con un efecto multiplicador, y que puedan reproducirse de manera automática”; es decir que los beneficios se distribuyan en el territorio.
Ferrando pide en la lista de proyectos elegibles “un apoyo generalizado” a las instalaciones de autoconsumo con fuentes renovables –“con una ventanilla de apoyo con criterios sencillos y transparentes”–, la rehabilitación energética de los edificios públicos o completar la electrificación del ferrocarril. Otra prioridad es “acercar las fábricas de palas eólicas –de 60 metros– a aquellos puertos que tienen capacidad para despacharlas y exportarlas”.
El Plan de Recuperación del Gobierno promete también impulsar el despliegue de las tecnologías de almacenamiento de la energía, la eólica marina y las comunidades energéticas.
“Cuanto más reduzcamos las emisiones más energía autóctona tendremos y más autosuficientes energéticamente seremos”, resalta Jiménez Beltrán, que pide más ambición climática (un recorte del 55% de los gases).
“Debemos sembrar de energía el territorio; generarla de manera distribuida en cualquier sitio. Energía distribuida y autopistas de la información nos permiten tener industria y pequeñas fábricas en la España vaciada, desalar agua en la costa, recursos alimentarios, ser autosuficientes…”, dice torrencial subrayando las posibilidades ilusionantes del plan.
3. El buen Gobierno
Participación pero de verdad
Las empresas presentarán sus proyectos al Gobierno y luego se decidirá sobre los que podrán acogerse a las ayudas europeas. En la selección de los proyectos elegibles, “se tienen que aplicar criterios que tengan en cuenta el componente de gran capacidad transformadora; y, en segundo lugar, se debe implicar a una amplia diversidad de actividades”, recalca Cristina Monge, asesora ejecutiva de Ecodes y profesora de Sociología de la Universidad de Zaragoza. Monge subraya que el plan sentará las bases del futuro.
Por eso, “es clave que se facilite no solo participación consultiva”, sino que se disponga de un foro de deliberación con los diversos sectores encargado de evaluar las prioridades y definir las líneas estratégicas. “La programación, el seguimiento y la evaluación deben estar en foros con todos los actores sociales porque de lo contrario, el protagonismo lo tendrán los de siempre”, concluye refiriéndose a las empresas más influyentes.
“Las grandes empresas eléctricas dicen que ya tienen los proyectos de reconstrucción hechos, pero no debemos tener un plan a su medida, sino a la medida que convenga al conjunto de la sociedad”, dice Jiménez Beltrán.
4. Vehículo eléctrico
Para desplegar infraestructuras
El objetivo de lograr una economía descarbonizada –que prescinda de los combustibles fósiles– debe incorporar incentivos a los coches eléctricos, las flotas y la movilidad eléctrica conectada y compartida.
Un problema es que, a diferencia de Francia o Alemania, los órganos de decisión sobre las fábricas españolas están radicadas fuera del país y sus tasas de exportación son del 80%. Así lo recuerda Arturo Pérez de Lucia, director gerente de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica.
“Por eso –dice– hay que poner el acento en fortalecer a la industria para que pueda acometer con eficacia esa transformación hacia modelos electrificados”.
Se trata, añade, de que el mercado nacional sea atractivo “para que quienes toman las decisiones en la adjudicación de los nuevos modelos eléctricos opten por nuestras fábricas”. Los fondos europeos, añade, deben apoyar el despliegue de infraestructuras de recarga, necesarias para consolidar la movilidad eléctrica; pero a la vez se deben ir eliminando las barreras que hay a la hora de instalar y operar con este tipo de infraestructuras.
Para este especialista, se precisan cambios fiscales para hacer “las reformas estructurales que aceleren la transición de la movilidad eléctrica, que va a se más rápida de lo que se preveía”.
Domingo Jiménez Beltrán ve contradictorio el generoso plan de choque del gobierno en apoyo a la automoción convencional, que ha obtenido ayudas por valor de 400 millones de euros destinada a la compra de los vehículos de gasolina o diésel, frente a los 100 millones al eléctrico.
“Sería una contradicción kafkiana que fondos europeos se destinaran a repetir lo que está en el origen de la actual situación”, alerta en referencia a la automoción y al turismo tradicionales.
José López-Tafall, director general de Anfac, sostiene que los fondos del Plan de Recuperación “han de servir para mantener la potencia de la industria automovilística española e impulsarla para que sea un polo de atracción de nuevas adjudicaciones, tecnologías y modelos de futuro”.
“Hay que, estimular decididamente la electro-movilidad en España, mediante un plan MOVES con una dotación presupuestaria cuatro veces superior a la actual que priorice el fomento de la infraestructura de recarga y apoye la compra de vehículo eléctrico”.
López-Tafall también ve necesario mejorar las infraestructuras logística,necesaria para la actividad de exportación del sector de automoción. Igualmente, es “fundamental diseñar y disponer de herramientas eficientes” para la ejecución de estos planes. Se trata de revisar los instrumentos actuales para “hacer más atractiva la inversión de las grandes empresas en nuestra industria y aumente nuestra ventaja competitiva sobre los países de nuestro entorno”.
5. Rehabilitación de viviendas
Un ritmo 20 veces mayor
El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia presentado por Pedro Sánchez plantea la rehabilitación de 500.000 viviendas en los tres próximos años. Nadie duda ya de que la rehabilitación de edificios contribuye a reducir el consumo de energía y a recortar las emisiones de gases invernadero.
Esta es a la vez la gran oportunidad de mejorar la accesibilidad y el confort interior de las viviendas. Pero, ¿no es demasiado optimista el plan?
En España se rehabilitan 25.000 viviendas al año, por lo que el plan de recuperación exigiría un ritmo rehabilitador 20 veces superior al actual y duplicaría la actual meta del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, cifrada en 120.000 viviendas rehabilitadas.
“Los procesos de rehabilitación alteran la vida de las personas, generan molestias e incertidumbre y, además, implican una importante inversión para las familias, inasumibles sin ayuda.
Por eso, las administraciones deben crear un entorno de confianza”, dice Juan Rubio del V al, director del Observatorio Ciudad 3R. Este experto avisa de que para dar ese gran salto se tienen que concretar objetivos a escala autonómica y local, sincronizarlos con las necesidades de recuperación urbana, y que el Estado ayude a los municipios a redactar sus estrategias y a dotarles de recursos para establecer oficinas de apoyo, aprovechando los buenos ejemplos de los planes de barrio de Catalunya, o en Navarra o País Vasco.
Antoni Ballabriga, director global de Negocio Responsable de BBVA, coincide en que algunas las áreas prioritarias en el ámbito de la recuperación verde deberían ser las ayudas directas a la rehabilitación de vivienda para mejorar su eficiencia energética.
“El parque de viviendas actual es muy ineficiente energéticamente. Supondría una importante contribución ambiental y una gran repercusión en el empleo en todas las localidades. También contribuiría a la reducción de la pobreza energética de las familias más vulnerables”, añade
6. Recuperar enclaves naturales
Duplicar las reservas marinas
España tiene 8.000 kilómetros de costa, pero si quiere recuperar un sector turístico, deberá poner el foco en lograr un medio costero y marino en excelente estado de conservación. Así lo cree Aniol Esteban, economista ambiental, biólogo marino, director de la Fundación Marilles.
“Los fondos europeos deben servir para regenerar y reforzar nuestro capital natural”, recalca. España debe impulsar las áreas marinas protegidas. Ahora un 13% de sus aguas marinas están bajo alguna figura de protección, pero los acuerdos internacionales obligan a elevar esa cifra hasta el 30% en el 2030.
“Las reservas marinas son un diamante en bruto; multiplican los recursos pesqueros y propician múltiples actividades relacionadas con las prácticas deportivas o el turismo de naturaleza”, destaca Esteban, partidario de fomentar planes de autogestión pesquera –como se promueve en Catalunya–, de manera que los pescadores ganen más pescando menos.
Otra asignatura pendiente es fomentar prácticas pesqueras menos dañinas, como sustituir, por ejemplo, las puertas de hierro de la pesca de arrastre, que erosionan los ricos fondos marinos.
La regeneración de los espacios degradados es un clamor en muchos casos; por ejemplo ante el agonizante Mar Menor, señalado como el buque insignia de lo que podría ser la verdadera señal de un cambio.
Son muchos los que apuestan por implantar soluciones basadas en la naturaleza –plantar bosques de ribera, regenerar humedales, restaurar hábitats–, para neutralizar la contaminación de origen agrícola.
Aniol Esteban propone también fomentar los planes de recuperación de especies (delfines, otros cetáceos, tiburones y rayas), indicadores de calidad ambiental, y organizar un ejército de educadores ambientales marinos. “Y esto no requiere subvenciones, sino empresas que generan rendimiento”, concluye
7. Manejo del agua
Playas cerradas, falta inversión en depuración
España no se puede permitir el lujo de tener playas cerradas por contaminación (media docena de puntos litorales lo estuvieron en el 2019 y otros 32 puntos de baño interiores (embalses, arroyos, gargantas…) presentaban una calidad deficiente. Las aguas fecales y el exceso de nutrientes de la agricultura que llegan al mar son un talón de aquiles para un país turístico. “Se necesita inversión en depuración de aguas”, dice Santiago Martín Barajas. El 80% de los caudales se depuran, y el 20%, no (9 millones de personas).
“Además, un tercio de la depuración es deficiente, especialmente la que se vierte al mar. Es una estafa que se cobre por una depuración que no se da”, clama Martín Barajas.
Este ingeniero agrónomo pide planes de recuperación de todos los tramos de los ríos y parar la expansión sin freno de los regadíos (“el sector más hostil al mantenimiento de la biodiversidad”), cuyos fertilizantes contaminan las masas de agua.
“¡Qué lejos queda aquello de estar paseando en el campo y decir: ‘para, para’ , que voy a beber de este manantial!”, exclama.
La UE condenó a España (con una multa millonaria y penalizaciones semestrales) por la insuficiente depuración de las aguas. .
Movilizar las inversiones privadas y transición justa
El 37% del paquete de recuperación de la UE tiene que ser invertido en proyectos vinculados a la economía verde. Pero esta inversión pública “deberá contar con una movilización de inversión privada, con lo que la cifra total podría llegar a multiplicarse hasta por 3 o por 4, un efecto multiplicador que también significa una oportunidad para el sector financiero”, señala Antoni Ballabriga, director global de Negocio Responsable de BBVA. Ballabriga es un convencido de que hay que “comenzar de inmediato para que los fondos lleguen lo antes posible” y teniendo en cuenta que “ es muy importante condicionar estas ayudas al cumplimiento de los ODS en el marco de la UE y a sus objetivos climáticos”.
Antoni Ballabriga (BBVA) destaca la conveniencia de apostar por la rehabilitación de viviendas pero destaca otros sectores a los que podrían destinarse prioritariamente estos fondos: “eficiencia energética en el sector empresarial, electrificación de la movilidad, inversión en hidrógeno renovable, conservación y restauración de ecosistemas, reutilización de agua regenerada en el sector agroalimentario y mejoras en las granjas del sector porcino para reducir la contaminación por nitratos y gases de efecto invernadero serían otros sectores de acción fundamentales en su opinión.
También serán necesarias “ayudas para una transición justa para acompañar a los más vulnerables“ o a los territorios afectados por todos estos cambios. “Un plan específico de capacitación o orientación ante las nuevas oportunidades de la economía verde puede ser clave para acompañar a las personas que hayan perdido su empleo”, opina Ballabriga.
FUENTE: La Vanguardia