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«El coche eléctrico costará como el tradicional en 2020»

EXPANSIÓN – ENTREVISTA CON ARTURO PÉREZ DE LUCIA Director gerente de Aedive

Mientras Arturo Pérez de Lucia posa para esta entrevista en un punto de recarga de coches eléctricos, aparece un cliente, un taxista a bordo de un Nissan Leaf encantado de compartir su experiencia. Según dice el taxista, en dos años apenas ha dedicado 20 euros al mantenimiento del coche. El director gerente de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico (Aedive) asiente ante este ejemplo práctico. Un taxista, afirma Pérez de Lucia, «puede compensar los menores ingresos que le generan Uber o Cabify si usa un coche eléctrico». Su asociación acoge desde fabricantes como Renault, Nissan, BMW o Tesla hasta eléctricas como Endesa o Iberdrola.

Abaratamiento

«Es previsible que para 2020 haya un equilibrio de precios entre los vehículos de combustión y los eléctricos, y que la tendencia a la baja sea mayor en los siguientes años», afirma el directivo al citar motivos para comprar uno de estos coches. El coste de las baterías ha descendido de unos 1.000 euros por kilovatio hora (kWh) en 2009 a apenas 200 euros en la actualidad, y este año podría caer a 100 euros. A esto se suma el fuerte aumento de su autonomía, que ya oscila en muchos casos entre los 300 y los 500 kilómetros.

Cuando se trata del mantenimiento, el coche eléctrico es «imbatible» frente al de combustión, sostiene el responsable de Aedive. Según dice, el ahorro puede llegar a 6.000 euros al año, lo que equivale a cerca de un 20% de un sueldo medio de 29.000 euros brutos al año. «Un coche eléctrico que haga unos 18.000 kilómetros al año dedica unos 275 euros a la carga, frente a los 2.460 euros del combustible. Por el seguro puede pagar 100 euros, frente a 700, y el mantenimiento es casi nulo, frente a 600 euros del vehículo convencional». A esto se suman el coste del aparcamiento, que en una ciudad como Madrid resulta gratuito.

Al margen de los cálculos entre coste y beneficio, Pérez de Lucia pronostica que este año se matricularán en España unos 25.000 vehículos eléctricos nuevos, prácticamente el doble de las 13.000 unidades de 2017, cuando también se duplicaron las cifras del ejercicio anterior.

«La tendencia es alcista porque los fabricantes están incorporando más modelos con mayor autonomía al tiempo que se despliegan más infraestructuras de recarga y se vencen las barreras del coche eléctrico», afirma el directivo.

Pérez de Lucia advierte de un «condicionante» en España que la diferencia de otros países con rápido despliegue del coche eléctrico, entre ellos Noruega. «Tenemos una gran industria tradicional de automoción y no se puede hacer una transformación tan acelerada». Sin embargo, defiende las ayudas públicas al impulso del coche eléctrico y recuerda la velocidad con la que se han agotado los fondos previstos para el Plan Movalt, tanto en lo referido a la compra de coches eléctricos como a la instalación de puntos de recarga.

El director gerente de Aedive también considera necesario «desmitificar» ideas sobre el coche eléctrico. Según dice, la red eléctrica está preparada para integrarlo masivamente sin disparar las emisiones de CO2.

De vuelta a los taxistas, considera que el coche eléctrico puede ser un referente para regular nuevos modelos de movilidad como Uber o Cabify. «Estaría justificado que los ayuntamientos apoyaran los VTC de cero emisiones. Eso los convierte en un servicio de valor añadido».

¿Cargar gratis en Ikea o en El Corte Inglés?

Una de las normativas de inmediata aprobación que más expectante tiene al sector es el nuevo real decreto del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital sobre el papel de los gestores de carga. Pondrá fin a lo que Pérez de Lucia califica de «hemorragia regulatoria», que es lo que ocurrió en 2011 con el lanzamiento de una norma cuando ni siquiera estaba disponible la tecnología. Esta precocidad convirtió la regulación en ineficiente. También pondrá fin a la «coagulación regulatoria» fruto de retrasar los cambios. El futuro decreto «eliminará muchas barreras» y permitirá a hoteles, centros comerciales o lugares de ocio «revender» electricidad en puntos de recarga. Sin embargo, no especifica con claridad si se podrá ofrecer la carga de forma gratuita, lo que abre una laguna legal. «Ikea o El Corte Inglés podrían usar la carga gratuita de coches eléctricos como potente reclamo».

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