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El coche eléctrico creará 800.000 empleos en Europa en cinco años

El consumo en la red española se duplicará esta década por los vehículos limpios

El coche eléctrico no tiene marcha atrás. Solo puede ir adelante y se convertirá en un sector económico clave en los próximos años. En tan solo cinco se abrirán unas 800.000 vacantes de empleo en la cadena de valor del coche eléctrico en Europa. Es una de las previsiones de la Comisión Europea, según anunció el vicepresidente Maros Sefcovic hace unos días. El proyecto de Seat para fabricar un coche eléctrico en Martorell anunciado a finales de febrero se enmarca en este proceso de reconversión energética, que va a transformar el modelo productivo europeo.

El sector echa chispas. Pese a la pandemia, el 2020 fue un buen año para el automóvil verde en Europa. Se vendieron más de un millón de unidades, unas cifras históricas. Uno de cada diez coches comercializado el año pasado fue eléctrico, cuando en el 2019 solo fueron el 3% de las ventas. A escala mundial, este tipo de vehículo corre sin pausas. En el 2022 habrá 500 modelos diferentes disponibles en todo el mundo para que el consumidor pueda elegir. Sus ventas se cuadruplicarán en cinco años hasta superar los ocho millones de unidades, de acuerdo con la consultora Bnef.

 

El coche eléctrico creará 800.000 empleos en Europa en cinco años

Sin embargo, cuando se analizan las cifras, el contexto cambia. Primero, porque en la transición los 13 millones de trabajadores del sector en Europa también corren peligro. Solo por la covid, habrá 100.000 puestos de trabajo menos. La llegada del eléctrico ya ha obligado los fabricantes a despedir miles de trabajadores. En España, según el banco UBS, hay 40.000 empleos en riesgo en cinco años. UGT maneja cifras similares.

No obstante, este cambio no ocurrirá de la noche a la mañana. “El proceso de desplazamiento del automóvil con motor de combustión por el eléctrico será muy lento”, señala la consultora Wood Mackenzie. Hay diez millones de coches eléctricos por las calles en el mundo y en el mejor de los casos en diez años se llegará a los 100 millones. Pero hablamos todavía de un nicho, porque hay 1.200 millones de coches con motores que queman hidrocarburos aún en circulación.

Pese a la pandemia, las ventas de vehículos con baterías en Europa anotaron un récord

Joan Hinojo es director general de Circontrol, la empresa líder en España en el sector de los puntos de recarga, que, con una facturación de 40 millones de euros, crece cada año a un ritmo cercano al 40%. En su opinión, habría que hacer “un baño de realismo”. Y lo explica así: “Ahora ya no se duda del coche eléctrico. Se han anunciado inversiones millonarias. Si todos nos pasáramos hoy al coche eléctrico, no habría oferta disponible. Ni tampoco infraestructura suficiente para la recarga”.

Para que se produzca el ansiado clic del consumidor faltan dos cosas: la bajada de precios y los puestos de recarga. Las baterías, que son el componente más costoso, van a la baja. De los 1.200 dólares/kWh del 2010 se ha llegado a los actuales 137 dólares kWh, según la consultora Bnef, con lo que el retroceso ha sido de casi el 90% en una década. Asimismo, la densidad aumenta un 4-5% cada año, los tiempos de recarga se reducen, la vida útil se alarga y la autonomía del coche se extiende. Para Bnef, se debería bajar de los 100 dólares/kWh para que los eléctricos sean competitivos con los de combustión interna. Los más optimistas ya hablan de que podría ocurrir en el 2023.

Para Baltasar López, consejero delegado de Millor Battery, empresa miembro del Clúster de la Energía Eficiente de Catalunya, “todo depende esencialmente de la voluntad de los fabricantes, no es un problema de tecnología. A muchas empresas automovilísticas el negocio tradicional de combustión todavía les va bien así”. Según López, para que se produzca el gran cambio, las compañías deben sentirse de alguna manera obligadas. Y esto pasa por dos factores: la emergencia de nuevos competidores y las presiones a nivel regulatorio.

“Ambas cosas están ocurriendo. Hay empresas jóvenes y punteras que operan sin la herencia del pasado, al estilo de Tesla o los fabricantes asiáticos, que han dado un paso de gigante en el coche eléctrico. Al mismo tiempo, los objetivos de reducir las emisiones en Europa también contribuirán a acelerar la reconversión del sector. Al final en las próximas décadas van a convivir varios sistemas, no va a haber un coche válido para todos”, asegura.

Los puntos de recarga y la inversión en la infraestructura son las asignaturas pendientes

Antes de cantar victoria, es necesario tener presente la capacidad de la red. Carmen Becerril, presidenta de OMEL-OMI, el operador del mercado eléctrico ibérico, aseguró en un seminario la pasada semana que “se duplicará en España el consumo eléctrico diario, si se alcanza el objetivo de cinco millones de vehículos eléctricos circulando por las carreteras españolas”. “En la actualidad el consumo medio de electricidad en España es de unos 460 GWh al día, y si se calcula la necesidad energética de cinco millones de vehículos eléctricos, prácticamente se doblaría, con unos 400 GWh al día más”. El Pniec (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) estima que las redes de distribución eléctrica deben incrementar sus inversiones en casi 8.000 millones de euros, un 50% respecto a los niveles actuales. La buena noticia es que esto podría generar en España hasta 40.000 empleos directos y 35.000 indirectos.

En cuanto los puntos de recarga, son insuficientes: hay 200.000 electrolineras públicas en Europa, excluyendo las particulares. En España, se llega como mucho a 10.000, diez veces menos que el número de surtidores de gasolineras actuales. El camino está trazado, pero hay baches.

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