Arturo Pérez de Lucia «Las matriculaciones vehículos eléctricos en España crecerán de forma exponencial»

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  • La transición hacia una movilidad enfocada en los vehículos eléctricos es uno de los principales objetivos a nivel Europeo. Sin embargo, España todavía debe superar algunas barreras para conseguir alcanzar una movilidad totalmente eléctrica y posicionarse como un referente a nivel europeo. Hoy en electrico.es hablamos con Arturo Pérez Lucia, director general de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica en España y Portugal (AEDIVE), para analizar los retos que debe afrontar la movilidad eléctrica en España en los próximos años.

¿Cuáles son los principales retos para la movilidad eléctrica en los próximos años?  

Retos hay muchos, pero por concretar, uno de los más importantes es acometer una reforma fiscal que otorgue señales de precio en la compra de los vehículos, ya que los planes de incentivos actuales en España suponen  la necesidad de que el comprador tenga pulmón financiero. También en aspectos como eliminar el hecho de que las ayudas computen como rendimientos del trabajo en la declaración de la renta, tal y como ya se ha hecho con las ayudas a la eficiencia energética en la edificación.

Por otro lado, hay que seguir trabajando para reducir las barreras en al concesión de licencias y permisos que permitan un despliegue más acelerado de las infraestructuras de recarga públicas .

Obviamente, es importante crear los mecanismos de control que permitan el cumplimiento de lo que se determina en reales decretos leyes como el RDL 29/2021 en la instalación de puntos de recarga en el sector terciario y en las declaraciones responsables que deben aceptar los ayuntamientos para agilizar estas infraestructuras y que en algunos municipios se desoyen.

Hay un objetivo en el PNIEC de matricular 5,5 millones de vehículos eléctricos en 2030 y eso supone tener que matricular del orden de 600.000 vehículos/año en los próximos años, cuando estamos en ratios actuales de algo más de 100.000 unidades/año.

 

En este sentido, ¿cuál es la misión principal de AEDIVE?

AEDIVE tiene varias misiones. En primer lugar, acompañar y asesorar a las administraciones públicas en todo lo que atañe a la movilidad eléctrica (planes de incentivos, regulaciones, etc).

Asimismo, AEDIVE funciona como una aceleradora de negocios, poniendo en contacto a los socios de AEDIVE con partners, clientes y proveedores para reforzar las oportunidades de negocio y la cadena de valor industrial, tecnológica y de servicios de la movilidad eléctrica.

Este objetivo tiene su principal reflejo en España y Portugal, pero también trabajamos para poner en valor el potencial industrial, tecnológico y de servicios de la electromovilidad en el resto de Europa y en Latinaomérica.

 

¿Cuál es la situación de España en comparación con otros países de la UE? ¿Cuáles son las medidas fundamentales para conseguir posicionarnos como líderes en movilidad eléctrica?

Parece que lo único que se tiene en cuenta son las matriculaciones de vehículos y en ese terreno, seguimos avanzando con crecimientos constantes, pero sí es cierto que estamos por debajo de otros mercados cercanos. Estoy convencido de que revertiremos la tendencia y las matriculaciones vehículos eléctricos en España crecerán de forma exponencial, porque tenemos los mimbres para ello.

Esos mimbres son, precisamente, los que no tienen otros países, y es el potencial industrial en España, donde fabricamos toda clase de vehículos eléctricos, desarrollamos componentes de automoción para la electrificación, fabricamos puntos de recarga y centros de transformación, tenemos una industria minera potencial enorme, con la segunda mina de litio más importante de Europa, tenemos en desarrollo fábricas para el reciclaje de baterías en Castilla y León y en Navarra y también proyectos de Gigafactorías, además de una industria pionera y madura de baterías de segunda vida.

Todo ese ecosistema hace de España un país muy atractivo desde la perspectiva de la competitividad, el empleo y la inversión y sin duda, supondrá un aliciente enorme al incremento de matriculaciones, siempre y cuando las Administraciones Públicas acompañen con un marco regulatorio razonable y alineado a ese objetivo.

 

¿Está España tomando suficientes medidas para impulsar la movilidad eléctrica? ¿Es suficiente el Plan Moves III?

Obviamente, no. El MOVES es un plan de incentivos muy interesante desde la intensidad de las ayudas, pero no desde la gestión. Al tener que tramitarse vía Comunidades Autónomas, se generan perversiones en el sistema que ralentizan mucho el proceso de pago de los incentivos y por eso, seguimos trabajando con el Gobierno para buscar alternativas que reduzcan esos tiempos.

Al margen, son imprescindibles medidas como las antes comentadas desde la perspectiva fiscal y regulatoria.

 

¿Cree que España conseguirá cumplir sus objetivos en materia de movilidad eléctrica para este año? 

No lo sé. Lo que sí sé con certeza es que tenemos los mimbres para lograrlo, pero necesitamos esa coordinación público-privada, agilizar la reducción de barreras y buscar alternativas a medidas de incentivo para los compradores, particulares y empresas.

 

¿Es necesaria una mayor colaboración de las entidades públicas para el impulso de una red de carga que satisfaga realmente las necesidades actuales?

Absolutamente, uno de los principales problemas en el despliegue de infraestructuras de recarga no es tanto la colaboración público-privada como la público-público.

 

¿Está la gente realmente preparada para el cambio a la movilidad eléctrica o todavía falta mucha información al respecto?

Ambas cosas, cada vez es mayor la información que recibe el usuario, pero es cierto que hemos fallado en la coordinación de mensajes que eviten la confusión en los últimos años. Hay estudios que elevan el interés de los usuarios en adquirir vehículos eléctricos en España en torno al 70% en la intención de compra, pero tenemos que mandar los mensajes adecuados, evitar la «infoxicación» y motivar que ese cambio venga a través del entusiasmo y no tanto de la obligación.

“Hay mucho presupuesto para ayudas al vehículo eléctrico y las CCAA sólo tienen que solicitarlo”

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Hablamos con el director general de AEDIVE y vicepresidente de AVERE, Arturo Pérez de Lucia, para testar de su mano el mercado de la movilidad eléctrica y las perspectivas de futuro en España

 

El año 2022 ha cerrado con una venta de 52.224 vehículos 100% eléctricos y 48.201 híbridos enchufables en España, lo que supone ratios de crecimiento por encima del 32% y del 11%, respectivamente, respecto al ejercicio anterior y haber superado, por primera vez, las 100.000 matriculaciones en un solo año.

Sin embargo, el sector de la movilidad eléctrica afronta desafíos que aún quedan por superar para consolidar el mercado.

Hablamos con el director general de AEDIVE y vicepresidente de AVERE, Arturo Pérez de Lucia, para testar de su mano el mercado de la movilidad eléctrica y las perspectivas de futuro en España.

 
PREGUNTA. Arrancamos con una pregunta obligada. ¿Qué balance hace del 2022 en lo que atañe a la movilidad eléctrica en España?

RESPUESTA. El balance es positivo por cuanto ha cerrado con ratios de crecimiento en ventas tanto de vehículos nuevos como de ocasión, en este último caso con 15.114 eléctricos de batería y 11.653 híbridos enchufables, con crecimientos del 21% y 3%, respectivamente, respecto al ejercicio de 2021.

Aun así, y aunque vamos a superar los objetivos del Gobierno en vehículos eléctricos para 2023, pues ya estamos por encima de las 250.000 unidades, el gran reto es el que se vislumbra a 2030, con 5 millones de vehículos eléctricos, lo que implicaría matricular cada año durante los próximos ocho, del orden de 600.000 vehículos eléctricos o multiplicar por seis, cada año, lo logrado en 2022.

Si tenemos en cuenta que en España se han matriculado en 2022 del orden de 1.241.600 vehículos entre turismos, comerciales ligeros, industriales, autobuses, autocares, microbuses y motos, hablamos de que más del 50% de las matriculaciones anuales deberían de ser de vehículos eléctricos en los próximos años.

 
P. ¿Y qué se necesita para hacer realidad ese reto?

R. El mercado sigue evolucionando, pero para acelerarlo, hay dos ámbitos que deben desarrollarse con celeridad. Uno pasa por una reforma fiscal que ponga el foco en la señal de precio en la compra de vehículos eléctricos. Actualmente disponemos de los fondos del plan MOVES 3 para la compra de vehículos eléctricos e infraestructuras de recarga, pero el comprador debe tener capacidad financiera para asumir el coste inicial, ya que estas ayudas no se aplican en la compra, lo que limita en muchos casos la voluntad de los usuarios para asumir esa adquisición.

La legislación española obliga a que estas ayudas se tramiten vía comunidades autónomas y eso supone una cierta disparidad en los plazos tanto de publicación de las convocatorias como   en aspectos como la tramitación y la consecuente obtención del dinero por parte del destinatario final pues son 19 órganos gestores diferentes. Una reforma fiscal que ponga el foco en una rebaja temporal del IVA a los eléctricos sería una ayuda inmediata en el momento de la compra, imprescindible para dinamizar el mercado y que el Gobierno cumpla con los objetivos que el propio Ejecutivo se ha marcado en materia de movilidad eléctrica.

Por otro lado, los problemas que siguen aquejando al sector de las infraestructuras de recarga, en especial públicas, ralentizan la puesta en marcha y operación de puntos de recarga que, en algunos casos, llevan más de dos años paralizados. El grupo de trabajo que inició la Secretaría de Estado de Energía a principios de 2022 trata de solventar los problemas existentes en un excelente ejercicio de colaboración público-privada, pero es preciso acelerar sus efectos para poder avanzar con mayor celeridad.

En breve se publicarán las dotaciones económicas del PRTR y los fondos asignados por Programa y Comunidad Autónoma, indicando los fondos solicitados  y resueltos en cada región.

 
P. ¿Quiere ello decir que el MOVES no es un plan eficaz a la hora de promover la movilidad eléctrica?

R. El MOVES es un plan necesario como parte de los planes del PRTR (Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia) y además, junto con el MOVES 3, existen otros complementarios como el MOVES Flotas, que acaba de abrir su segunda edición con 50 millones de euros, y el MOVES Singulares II, que pone el foco en proyectos innovadores asociados a la movilidad eléctrica, si bien estos dos últimos se basan en concurrencia competitiva y se asignan los fondos en base a la puntuación de los proyectos presentados.

Pero el MOVES 3 precisa de tres claves para su éxito. Por un lado, la dotación económica, que en esta ocasión es muy superior a ninguna otra anterior y ello significa que hay presupuesto disponible y en abundancia, por lo que no es un problema.

La segunda clave es la tramitación de las ayudas, que es donde se encuentra uno de los cuellos de botella para que el MOVES gane agilidad, pues los gobiernos regionales están desbordados por la cantidad de planes que tienen que gestionar, más allá de los propios MOVES, y sufren en algunos casos retrasos importantes, razón pro la cual, el Gobierno se ha planteado  incrementar del 2,5% al 5% la dotación del MOVES para los gastos de gestión de las CCAA a fin de descongestionar las listas de espera.

La tercera es que las comunidades autónomas soliciten ampliaciones de presupuesto al IDAE para sus convocatorias porque, de lo contrario, no podrán dar respuesta a las listas de espera existentes y el mensaje que reciben tanto los concesionarios como los destinatarios finales de las ayudas es que no hay dinero, lo que no se corresponde con la realidad.

A fin de dar transparencia al avance de la ejecución de los Programas del PRTR, el IDAE ha anunciado que publicará las dotaciones económicas del PRTR y los fondos asignados por Programa y Comunidad Autónoma, indicando los fondos solicitados  y resueltos, lo que dará una idea de cómo avanza cada Comunidad Autónoma en lo que al MOVES corresponde y permitirá identificar en qué regiones existen mayores  listas de espera y, por tanto, sería necesario solicitar ampliación de presupuesto. 

 
P. ¿Qué comunidades autónomas son ejemplares y cuáles no en esta materia?

R. Yo creo que todos los gobiernos regionales tratan de trabajar con la mayor eficacia y ejemplaridad, aunque en algunos casos se ven desbordadas por el trabajo y por eso, el Gobierno plantea un incremento en los gastos de gestión, que ayudarán a las CCAA a dotar mejor sus equipos para agilizar los expedientes, si bien hay comunidades autónomas que deberían de haber hecho ya nuevas solicitudes de fondos del MOVES, teniendo en cuenta sus listas de reserva. 

Le diré una comunidad autónoma ejemplar en la materia, como es Aragón, que por lo que sabemos, ha hecho ya tres solicitudes de ampliación de fondos. Las que no lo están haciendo se verán reflejadas en la información sobre la evolución de los fondos del PRTR que se publicará en breve y será de dominio público para todos nosotros.

 
P. Hablando del MOVES Flotas que ha mencionado, se critica que ha dejado de lado a los autónomos. ¿Por qué?

R. El pasado 12 de enero celebramos un webinario, disponible en el canal Youtube de AEDIVE, sobre el MOVES Flotas 2 y allí se explicó con transparencia que este plan no deja fuera a nadie, sino que es complementario al MOVES 3. 

Lo que pretende el MOVES Flotas es que aquellas empresas que operan en varias comunidades autónomas no tengan que enfrascarse en trámites para la concesión de ayudas a vehículos e infraestructuras de recarga en cada región, sino que puedan hacerlo de una sola vez y de forma más sencilla a través de este programa, que implica entre otras cosas, que el solicitante presente un proyecto que afecta al menos a dos comunidades autónomas.

El transportista autónomo con flota de vehículos ligeros puede solicitar sus ayudas a través del MOVES 3 donde, además, la intensidad de ayuda es más elevada que en MOVES Flotas, que va dirigido únicamente a empresas. Por lo tanto, se trata de una queja injustificada.

 
P. ¿Qué espera para la movilidad eléctrica de un 2023 tan marcado por la agenda de las elecciones?

R. La verdad es que es un año complicado desde esa perspectiva. En el ámbito más local, tenemos todavía el reto de las zonas de bajas emisiones en más de un centenar de ciudades de las 149 afectadas por el Real Decreto, que aún no han publicado sus correspondientes ordenanzas. En la medida en que haya retrasos, supondrá un reto de aquí a mayo y posteriormente, si se producen cambios a nivel de gobierno y hasta que la nueva corporación se acomode e inicie actividad.

A nivel autonómico, puede tener implicaciones en la tramitación de expedientes de ayudas y subvenciones, en función de que haya cambios en gobiernos y con ello, en los equipos de gestión. 

Las generales están aún en el aire y podrían ser en noviembre, diciembre o incluso, enero de 2024. En cualquier caso, los principales partidos políticos parecen compartir un enfoque similar en torno a la necesidad de apostar por la movilidad eléctrica por criterios medioambientales y de eficiencia energética, así como por la oportunidad industrial y tecnológica que permita seguir siendo a España un país puntero en el sector de la automoción. Otra cosa es cómo pretende arbitrar cada partido los tiempos y la estrategia en ese impulso.

Lo que sí me queda claro es que cualquier gobierno que asuma la presidencia de España habrá de tener en cuenta al tejido industrial, tecnológico y de servicios de la movilidad eléctrica para mantenerse en la senda de crecimiento y consolidación de un mercado que de otro modo, supondrá grandes problemas en el ámbito de la competitividad y el empleo.

En ese escenario, AEDIVE seguirá siendo, como siempre, fiel a las instituciones públicas para trabajar de forma coordinada con el ecosistema industrial, tecnológico y de servicios de la movilidad eléctrica.

¿Cómo afectará el cambio en el modelo de producción de la automoción en España?

modelo de producción automoción
Por Arturo Pérez de Lucia, director general de Aedive y vicepresidente de Avere

Los vehículos eléctricos se han popularizado y forman parte de las estrategias políticas de los diferentes gobiernos, no solo por cuestiones medioambientales ligadas a las emisiones de CO2 o a la contaminación del aire y acústica del transporte rodado en los entornos urbanos, sino también por el hecho de que los vehículos de combustión interna utilizan combustibles fósiles, que en muchos casos, como el de España, han de comprarse a terceros países y a precios volátiles que siguen aumentado a lo largo de los años.

Pero también porque vamos a un mundo cada vez reclama más bienes y servicios basados en la electricidad y el vehículo eléctrico es el único sistema de propulsión eficiente capaz de interactuar con el sistema eléctrico para impulsar las energías renovables, el almacenamiento energético y la generación distribuida, al tiempo que equilibrar la curva de demanda, gracias a la bidireccionalidad de la recarga.

La industria ligada a los vehículos eléctricos abre un abanico de oportunidades en toda la cadena de valor para muchas economías tanto desarrolladas como en proceso de desarrollo y también, ha supuesto el despertar de grandes mercados como China e India, y de otros como Turquía, quinto destino de las exportaciones de automóviles producidos en España, que ha desarrollado su primer automóvil de producción enteramente nacional y se trata de un SUV 100% eléctrico.

Partimos de la base de que España exporta más del 80% de su fabricación ligada a la automoción a terceros países, muchos de los cuales ya han puesto fecha de caducidad a la comercialización de vehículos de combustión interna, lo que significa que es imprescindible transformar el modelo de producción para seguir siendo atractivos y ofrecer productos que permitan mantener dichos mercados y con ello, la competitividad y el empleo en el sector.

Así sucede con Francia (2040), su primer mercado de exportación; Italia (2035), el tercero, o Reino Unido (2030), que es el cuarto, y otros como Alemania, que ocupa la segunda posición, no ha establecido una fecha pero allí los jueces reconocen que es más importante la salud de los ciudadanos que el derecho de los conductores a tener la propiedad de un diésel y libertad de movimiento y han reconocido las competencias de los consistorios para limitar, restringir e incluso prohibir el tráfico a los diésel más antiguos y contaminantes.

Pero las oportunidades que se abren son aplicables no solo a los fabricantes de vehículos, sino también a la industria de componentes y a los modelos de negocio que están involucrados en el desarrollo de infraestructuras de recarga, de software asociado a la navegación, la automatización y la digitalización, así como en los sectores vinculados al reciclaje y la fabricación de baterías.

Las políticas e incentivos gubernamentales juegan un papel vital en todas las industrias, y la de los vehículos eléctricos no es diferente. Por ello, el PERTE VEC impulsado por el Gobierno en base a los fondos de recuperación y resiliencia procedentes de Europa, pretende impulsar el desarrollo industrial en torno al vehículo eléctrico, conectado y autónomo y para ello, cuenta con tres bloques industriales obligatorios basados en la fabricación de equipo original y montaje (OEM), de baterías o pilas de hidrógeno y de otros componentes esenciales adaptados al vehículo eléctrico y conectado.

Además, incluye la obligatoriedad de incorporar al menos un proyecto primario, basado en fabricación de componentes de vehículos inteligentes, conectividad de vehículos eléctricos y fabricación de sistemas de recarga y un proyecto colaborativo basado en un plan de Economía Circular, en un plan de Digitalización y/o en un plan de Formación y Reentrenamiento Profesional.

Que hagamos de este plan un éxito en España desde lo público-privado dependerá en gran medida el impulso a esa transformación industrial y tecnológica, que se abrirá a nuevos sectores productivos.

La minería y su industria, claves del proceso

Los metales y los minerales forman parte de la vida cotidiana, pero la transición industrial vinculada a la neutralidad climática y a la independencia de los combustibles fósiles implica otra dependencia basada en materias primas fundamentales para cumplir con la ambición del Pacto Verde Europeo, que garanticen no solo una transformación energética a gran escala, sino también digital y con ello, una reformulación de la estrategia económica de la Unión Europea.

Lamentablemente, la Unión Europea no produce todas las materias primas necesarias para satisfacer la demanda industrial en diversos sectores estratégicos, entre los que destaca la automoción.

Siendo España un país de tradición minera y con recursos en tierras raras, wolframio, vanadio, cobalto, níquel, cobre, potasa, niobio, tántalo y en especial, litio, resulta fundamental apostar por una industria minera sostenible que promueva una menor dependencia y una mayor eficiencia y circularidad de los recursos, incluido el diseño sostenible de productos vinculados a la movilidad eléctrica.

La fiscalidad como herramienta de apoyo

Sin embargo, es importante también acompañar el impulso industrial, tecnológico y minero con incentivos fiscales que ayuden a lograr la paridad de precios de los vehículos eléctricos frente a los de combustión.

Planes de incentivos como el MOVES 3, MOVES Flotas, MOVES Singulares promovidos por el IDAE o las subvenciones del MITMA para descarbonizar el transporte profesional por carretera son imprescindibles, pero necesitan llegar al comprador en el momento de la adquisición del vehículo, pues eso es lo que está haciendo que las matriculaciones en otros países de nuestro entorno crezcan de forma importante, y una reducción del IVA en la adquisición directa de los vehículos, ahora que la UE ha acordado flexibilizar la normativa sobre el IVA y se contemplan bienes y servicios que sean útiles para proteger el medio ambiente

Las ventas de coches eléctricos en Europa ya superan a las de los diésel, aunque de forma desigual cuando se analizan los mercados nacionales de forma individualizada y en ese análisis, España no sale bien parada, cuando matricula 15 veces menos que Alemania y está por debajo de otros mercados como Reino Unido e Italia, que matricularon más de 140.000 unidades en 2021 cada uno de ellos, mientras que España ha superado apenas las 82.000 matriculaciones de eléctricos puros e híbridos enchufables.

Solo coordinando estas diferentes estrategias e impulsando la colaboración entre administraciones públicas y el tejido industrial será posible transformar en oportunidad lo que hoy es un reto para un país como España, donde según un reciente informe de Boston Consulting Group sobre empleo en la industria de la automoción, elaborado para la European Climate Foundation, el sector se verá apoyado, en su imprescindible transformación, por el ecosistema de la movilidad eléctrica para mantener puestos de trabajo a través de la formación y generar nuevas oportunidades en sectores emergentes, como el de las infraestructuras de recarga, pese a factores como la deslocalización de fábricas y la reducción de la producción.

FUENTE: INTEREMPRESAS

Arturo Pérez de Lucia: “El resto de Europa puede aprender mucho de España en movilidad eléctrica”

Entrevistamos a Arturo Pérez de Lucia, director general de AEDIVE y vicepresidente de AVERE, sobre el presente y futuro del vehículo eléctrico en el marco de la Unión Europea y también de nuestro país

Al margen de su posición, desde hace más de diez años, como director gerente de AEDIVE, la Asociación Empresarial que aglutina la cadena de valor industrial, tecnológica y de servicios de la Movilidad Eléctrica en el mercado ibérico, Arturo Pérez de Lucia ostenta desde 2020 la vicepresidencia de AVERE, formada por las asociaciones nacionales europeas y que promueve la electromovilidad y el transporte sostenible en toda la región. Desde esa perspectiva, le preguntamos sobre el presente y futuro del vehículo eléctrico en el marco de la Unión Europea y también de nuestro país.

P. ¿Por qué tenemos en España resultados tan diferentes en la matriculación de vehículos eléctricos con respecto a otros países europeos como Noruega, por ejemplo?

La idiosincrasia de cada país es clave para entender esas diferencias. Si hablamos de Noruega, nos referimos a un país que apenas tiene industria ligada a la Automoción tradicional, por lo que cualquier medida incentivadora hacia la movilidad eléctrica no afectará negativamente a la competitividad industrial ni al empleo, y que desde hace muchos años enchufa sus coches térmicos para poder arrancar los motores frente a las bajas temperaturas, por lo que hablamos de una cultura sólidamente implementada del vehículo enchufado en la sociedad.

Al margen, está la política fiscal respecto a la exención de impuestos que las autoridades noruegas aplican a los vehículos eléctricos, lo que les ha permitido ser mucho más competitivos en precio frente a sus rivales con motores de combustión interna.

No obstante, Noruega está siendo desbancada este año por Alemania en el volumen de matriculaciones, entre otras cosas porque el mercado noruego es mucho más pequeño desde el punto de vista cuantitativo que el alemán, al margen del impulso que Berlín está imprimiendo a la electrificación del parque.

En España no hemos logrado aún encajar el puzle entre las estrategias industriales y las de las administraciones públicas para generar la demanda del mercado necesaria que permita dar un impulso definitivo al sector. Estamos en ello.

P. ¿Y por qué estamos retrasados en el despliegue de infraestructuras de recarga respecto a otros países europeos?

En España hemos padecido durante ocho años una regulación demoledora para el despliegue de puntos de recarga públicos y que no ha tenido ningún otro país del mundo. El RD 647/2011 supuso la creación de la figura del gestor de carga que, lejos de promover el despliegue de infraestructuras, como se pretendía, constriñó el mercado, haciendo complejo y a veces inviable invertir, gestionar y operar este tipo de instalaciones.

EL RDL 15/2018 derogó finalmente esa figura, lo que ha permitido que el despliegue de puntos de recarga de vehículos eléctricos se acelere desde entonces, pero esa rémora de ocho años ha hecho mella, aunque los operadores de recarga están tratando de recuperar el ritmo a marchas forzadas y con inversiones extraordinarias.

Sin embargo, seguimos teniendo una serie de trabas y barreras administrativas en la concesión de permisos y licencias para construir y operar puntos de recarga públicos que ya hemos trasladado al Gobierno y que esperamos se resuelvan más pronto que tarde.

P. ¿Qué pueden aprender otros mercados europeos del español en materia de movilidad eléctrica?

Yo creo que muchas cosas, porque España es un ejemplo a nivel industrial, tecnológico y de servicios.

Desde la perspectiva industrial y tecnológica, la transformación que están acometiendo los fabricantes a través del desarrollo de plataformas multienergía que optimizan la cadena de producción, y el sector de componentes en cuanto a soluciones de aligeramiento del peso de los vehículos o piezas especiales para la protección de las baterías, está siendo brillante, aunque también muy dura.

También contamos con una industria potente de infraestructuras de recarga y con una proyección internacional de reconocido prestigio por los estándares de calidad e incluso, con empresas que ya ofrecen soluciones basadas en la segunda vida de las baterías de los vehículos eléctricos, lo que es un ejemplo notable de innovación y emprendimiento.

Respecto a los servicios, somos un ejemplo en lo que a la movilidad eléctrica compartida se refiere, con modelos de negocio de motosharing, carsharing, bicisharing y scootersharing totalmente eléctricos, que ofrecen una solución más a la intermodalidad en el transporte urbano y periurbano, e incluso con proyectos pioneros en el entorno rural.

P. ¿En qué temas trabaja la europea AVERE desde Bruselas?

Existen varios asuntos de interés sobre los que trabajamos en documentos de posicionamiento, como la Estrategia de Movilidad Sostenible e Inteligente, con el que la Comisión Europea busca establecer las bases para que el sistema de transporte en la región alcance su transformación ecológica y digital a fin de ser más resistente ante futuras crisis y cumplir con la reducción en un 90% de las emisiones antes de 2050, según establece el Pacto Verde que pretende convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro en 2050.

También, en el posicionamiento de AVERE en la revisión de la Directiva de Infraestructura de Combustibles Alternativos (AFID) de la UE, para la que pedimos estándares más amplios, en consonancia con los Planes Nacionales de Energía y Clima (NECP) y las estrategias a largo plazo y para velar por que la aplicación nacional de la AFID se respete y se alinee con el crecimiento del mercado de los vehículos eléctricos y con los últimos avances en tecnologías de movilidad eléctrica; diferenciar entre tres tipos diferentes de infraestructuras de carga eléctrica (vinculada, de oportunidad y rápida/de alta potencia); asegurar la interoperabilidad de la recarga; abordar el reto de los vehículos de transporte pesado y asegurar las tecnologías futuras ahora, como la carga inteligente y las capacidades de vehículo a red (V2G).

Pero uno de los temas más candentes es el relativo a la normativa asociada al almacenamiento energético. La Comisión Europea ha presentado sus propuestas de criterios de sostenibilidad que sería obligatorios a partir del 1 de julio de 2024, para regular la huella de CO2 de las baterías utilizadas en los vehículos eléctricos, que deberán de cumplir, además, a partir de 2027, cuotas de reciclaje para ciertos materiales como cobalto (12%), plomo (84%), litio (4%) y níquel (4%), que en 2035 se incrementarán.

Aunque es todavía una propuesta para modernizar la legislación comunitaria para las baterías, y pueden cambiar muchas cosas antes de que las propuestas se transformen en regulaciones vinculantes, el objetivo pasa por otorgar seguridad jurídica que anime a las empresas a invertir en el sector al garantizar que sólo las baterías más verdes, con mejores resultados y más seguras entren en el mercado de la UE.

P. ¿Y qué papel juega o puede jugar España en este asunto?

España es un país minero por excelencia. Es rica en wolframio, vanadio, cobalto, níquel, cobre, potasa y cuenta con dos grandes yacimientos de tierras raras en Campo de Montiel (Ciudad Real) y en el monte Galiñeiro, en Pontevedra. También se ha descubierto niobio y tántalo en la mina gallega de Penouta (cerrada en 1982), materiales básicos para elaborar coltán, que permite crear condensadores electrolíticos mucho más pequeños y potentes que los normales.

Pero, además, nuestro país cuenta en Cáceres con la segunda mina de litio más importante de Europa, con capacidad para suministrar 1.6 millones de toneladas de carbonato de litio, suficiente para abastecer hasta 10 millones de vehículos eléctricos durante los 30 años de vida estimada del proyecto.

P. La mina de litio aún no está operativa por los temores que genera a la población cercana. Dada la preocupación por la sostenibilidad que demuestra Europa en este asunto, ¿la extracción de esta materia prima puede implicar problemas medioambientales para Extremadura?

Los residuos que generará la mina son inocuos, incluso para la calidad del aire o la salud, pues solo genera polvo inerte de la roca triturada. Los derivados de la producción de hidróxido de litio, que conlleva la aplicación de algunos químicos de procesamiento industrial comunes, serán neutralizados antes de ser almacenados de forma segura en la zona adyacente a la planta industrial, a más de 6 km de Cáceres.

Además, el proyecto empleará agua reciclada de la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) y agua reutilizada de los procesos de recirculación interna, tratada a través de la purificación en un circuito cerrado, para lo que se construirá una planta de ósmosis inversa.

En cuanto al reacondicionamiento del terreno una vez se ha finalizado la explotación del recurso, en España contamos con una Ley de Minas de 1973 muy estricta en la materia. El proyecto de litio de Extremadura prevé la inversión de 16 millones de euros en la rehabilitación del terreno, que se iniciará poco después del comienzo de la producción minera y que podría acabar convirtiendo a la zona en un reservorio de agua dulce para Cáceres.

Y si hablamos de sostenibilidad económica, se calcula que el proyecto contribuirá con más de 900 millones de euros en impuestos, más de 96 millones de euros en salarios durante los dos años que dure la fase de construcción y más de 236 millones de euros en sueldos durante la fase operativa, aparte de los royalties basados en un porcentaje de los ingresos anuales de la mina, que se calculan en torno a 60 millones de euros.

P. ¿Tendremos fábrica de baterías en España?

Sería lo lógico para cerrar el círculo económico de la movilidad eléctrica y nos consta que desde el Gobierno se trabaja intensamente en que ello sea así.

En España contamos con toda la cadena de valor en cuanto a fabricación de vehículos de toda tipología y componentes críticos, así como de puntos de recarga y equipos auxiliares, como convertidores de potencia y transformadores. Contamos con materia prima para el elemento más crítico, la batería, y tenemos, incluso, una base industrial y empresarial en la segunda vida de las baterías de vehículos eléctricos para su aprovechamiento en sistemas estacionarios de almacenamiento energético.

Cerrar ese círculo con fábricas de baterías nos haría un país muy atractivo para atraer la fabricación de más modelos de vehículos eléctricos.

P. Algunos directivos de la automoción están criticando duramente las políticas que privilegian al coche eléctrico en la Unión Europea por mostrar una preferencia que consideran no justificada por la movilidad cero emisiones y contra los motores térmicos, hasta el punto de llamar “a las barricadas” para defender la posición de la industria tradicional. ¿Qué opina desde la doble perspectiva de AEDIVE y AVERE?

Creo que estas manifestaciones son lógicas y comprensibles, porque responden a un momento de mucha crispación en la Automoción en el que se les exige a los fabricantes un esfuerzo titánico para afrontar una transformación industrial tremenda, que tiene unos objetivos muy ambiciosos y que implica tener que darle la vuelta al sector en pocos años.

Sin embargo, espero sinceramente que no sea así, dado que el mercado de la Automoción se está atomizando con la entrada de nuevos actores, vista la inminente llegada de firmas potentes como Apple, y tras experiencias exitosas que han demostrado que se puede abrir un gran hueco en este sector sin ser un fabricante tradicional, como Tesla.

Nadie que viva en Europa quiere ver cómo compañías que se han hecho fuertes en la región vayan abocadas a un futuro como el de Kodak o Nokia en sus respectivos mercados, aunque las noticias que nos llegan de grandes fabricantes europeos van en línea con ese objetivo de una movilidad ligada a la electrificación y a la digitalización, por lo que asumo que el camino es claro y firme en el seno de estas corporaciones.

P. Pero la Comisión Europea quiere tener 30 millones de coches eléctricos y 80.000 camiones “limpios” en 2030, lo que supondría multiplicar la flota por 50 en 10 años, y la industria automotriz no lo ve factible. ¿Qué habría que hacer?

El objetivo de la CE es tremendamente ambicioso, pero es lo que tienen los objetivos. Si se marcaran metas fácilmente alcanzables, los esfuerzos irían en consonancia.

De todas formas, es muy legítimo tener objetivos ambiciosos, pero antes, los responsables políticos en Bruselas deben poner los medios necesarios para poder alcanzarlos.

Pienso que no ha sido eficaz forzar artificialmente esa transformación poniendo fecha de caducidad a las tecnologías de combustión para posicionar la movilidad eléctrica cuando a pesar de todos los anuncios y objetivos, no tenemos todavía los mimbres necesarios en precios, oferta de mercado e infraestructuras para que se produzca una demanda masiva, aunque sí creciente, de vehículos eléctricos, en especial en mercados como el del transporte de personas y mercancías.

Hay que entender que detrás de las decisiones de compra hay personas y empresas que quieren optimizar sus inversiones y que son los que marcarán, como siempre, la tendencia. Si Europa quiere una verdadera transformación rápida hacia el vehículo eléctrico y mantener a la vez la competitividad y el empleo en la Automoción, los políticos de la Comisión Europea tendrán que provocar esa transformación con ayudas realmente ambiciosas a la industria y a la adquisición, para que un vehículo eléctrico sea muy atractivo hoy mismo, no mañana.

Y es cierto que se habla de cifras astronómicas que vendrán en forma de ayudas, como el paquete de estímulo del NextGenerationEU, pero aún falta concreción y vislumbrar la materialización de esos incentivos más allá de los grandes anuncios.

Además, no se trata solo de retos económicos, sino también regulatorios. La política europea es mucho más compleja porque al margen de lo que cuesta consensuar acuerdos, luego hay que trasponerlos a cada marco jurídico nacional.

P. ¿Y desde España? Porque en nuestro país también se han establecido objetivos ambiciosos como alcanzar 5 millones de vehículos eléctricos en 2030 y 100.000 puntos de recarga en cuatro años…

Si España quiere lo mismo, la determinación tendrá que ser igual de potente y establecer las condiciones que hagan que la propia demanda de vehículos eléctricos provoque esa transformación.

Una reforma fiscal que incluya, entre otras cosas, eliminar el IVA a nivel nacional a la compra de vehículos cero emisiones, al menos hasta que se equiparen los precios de los vehículos térmicos y los eléctricos; establecer un marco de incentivos ambicioso, eficiente, fácil de gestionar y continuado en el tiempo a la compra de vehículos e infraestructuras de recarga y acabar con las trabas de licencias y permisos para instalar y operar puntos de carga son actuaciones imperiosas para casar ambición con resultados.

Noticias como la reciente publicación, por parte de la Secretaría de Estado de Energía, de la expresión de interés para proyectos de movilidad eléctrica que puedan beneficiarse de los 1.100 millones de euros para movilidad eléctrica de los fondos europeos destinados a la transición energética incluidos en los Presupuestos Generales del Estado son un aliciente importante en este objetivo.

P. ¿Y el retrofitting? ¿Tiene cabida como modelo de negocio en España?

En Europa ya contamos con países que tienen una sólida industria automotriz y que, además, están impulsando la transformación de vehículos de combustión avejentados en eléctricos, como es el caso de Reino Unido y Francia. En España, esta práctica es un dolor debido a los costes asociados a la homologación, derivados de regulaciones como el reglamento 100 CEPE/ONU.

Hay que tener en cuenta que, en España, donde hay un parque ya avejentado con una media de 13 años de antigüedad, más de seis millones de vehículos tienen más de 20 años y eso es porque sus propietarios no tienen dinero para adquirir un vehículo nuevo, sea de la tecnología de propulsión que sea.

El retroffiting puede impulsar una industria nueva ligada a la Automoción y compatible con el sector tradicional que acelere la transformación del parque avejentado en modelos descarbonizados y en este sentido, creo que a nivel político habría un consenso porque la última PNL del Partido Popular del paquete de medidas para el Fortalecimiento y la Sostenibilidad de la Movilidad Eléctrica, aprobada en el Congreso con los votos a favor de prácticamente todos los grupos políticos y ninguno en contra, incluía en uno de sus puntos un apartado específico para ayudar a la financiación de la industria del retrofitting.

P. Hablemos del mercado español. El 2020 ha cerrado con 35.045 vehículos eléctricos puros y 23.583 PHEV´s matriculados, lo que supone un crecimiento de más del 44% y 216%, respectivamente, respecto al 2019. Pero la consultora MSI afirmó recientemente que en diciembre se ha automatriculado en España un 734% más que en el mismo periodo de 2019. ¿Estamos ante un mercado engordado artificialmente?

Creo que los datos evidencian un crecimiento evidente de la movilidad eléctrica, por encima de cualquier consideración. Las automatriculaciones de coches son una táctica que se lleva a cabo en el sector de la automoción desde hace muchos años con toda clase de vehículos de combustión, y ahora empieza a suceder con los eléctricos, que cada vez tienen más cuota de mercado.

No existe un registro oficial de automatriculaciones y me sorprende que haya un dato tan preciso por parte de dicha consultora, ya que no es fácil detectarlas y además, con tanta celeridad, pero si nos atenemos a los datos por los que me pregunta y que ha hecho públicos MSI, estimaba en este año un total de 91.189 vehículos automatriculados, de los que 29.579 son diesel y 42.721 de gasolina. Eso dejaría en menos de 19.000 las unidades automatriculadas de vehículos eléctricos.

P. ¿Medidas como el Plan MOVES son las adecuadas para motivar esa transformación?

Las ayudas económicas, por sí solas, no son la fórmula que vaya a provocar esa transformación, aunque son imprescindibles en esta etapa como parte de una estrategia global que debe acompasarse con otras medidas de corte fiscal y regulatorio.

El Plan MOVES es necesario, pero lamentablemente y aunque se ha hecho un esfuerzo económico importante con respecto al plan de 2019, no cuenta con un presupuesto suficiente como para impulsar con determinación esa transformación del parque automotriz hacia la electrificación. Además, el hecho de que esté en manos de las Comunidades Autónomas no lo hace especialmente fácil de gestionar, porque cada gobierno regional imprime su velocidad y nivel de implicación para obtener los resultados previstos y en algunas Comunidades Autónomas existe ese compromiso, pero en otras se reduce a publicar en el boletín regional la orden de ayudas y a veces con mucho retraso, como sucede en Extremadura y Murcia.

El IDAE, que ha sido el encargado de diseñar el MOVES, ha puesto todo su empeño en lograr que sea lo más eficiente posible. Sin embargo, no depende del instituto ni la cuantía económica global del plan ni que el mismo se gestione de forma descentralizada.

Por eso, desde AEDIVE ya hemos trasladado al Gobierno estas inquietudes con la finalidad de dotar al MOVES con más monto económico y de centralizar su gestión, simplificando su operativa y haciéndola continuada en el tiempo, al margen de otras prebendas como que estas ayudas no computen como rendimientos del trabajo en la declaración de la renta.

P. Transport & Environment defiende que se eliminen las ayudas que reciben los híbridos enchufables como vehículos eléctricos, en base a un estudio que demuestra que contaminan más de lo que afirman sus fabricantes. ¿Qué postura defienden AEDIVE y AVERE al respecto?

Es un tema complejo, porque si eliminamos de las ayudas a los híbridos enchufables, los usuarios que no estén totalmente convencidos aún de la movilidad cero emisiones, optarán por adquirir un vehículo de combustión interna y no habremos logrado empezar a inculcar en ellos la movilidad eléctrica. Además, me temo que, si eliminamos de la ecuación de los incentivos a los híbridos enchufables, los objetivos de electrificación del parque van a ser imposibles de alcanzar.

Los híbridos enchufables han cumplido una función importante en la transición hacia la electrificación para muchos usuarios que no confiaban todavía en las capacidades del vehículo eléctrico de batería, en especial cuando las autonomías apenas superaban los 100 kilómetros en conducción real.

P. Pero hoy en día hay vehículos eléctricos que superan los 300 y 400 kilómetros reales de autonomía. ¿En qué lugar queda entonces el híbrido enchufable?

Es cierto, pero también lo es que todavía no hay un portafolio tan amplio como para cubrir todas las necesidades que tienen los usuarios, no solo en autonomía para largos trayectos, sino también en tipología de vehículos, segmentos de cliente y de uso de vehículos que necesitan los ciudadanos y que, a día de hoy, se están cubriendo con híbridos enchufables.

Además, todavía necesitamos reforzar la red de infraestructura pública en carreteras para que se puedan hacer masivamente viajes de larga distancia y de esa manera cubran los vehículos 100% eléctricos todas las necesidades de un ciudadano español, que de media no puede disponer de dos vehículos por cuestiones económicas y necesita uno que sea polivalente.

En muchos casos, el vehículo eléctrico puro ya da ese servicio al usuario, pero en otros casos, aún no. La clave de un híbrido enchufable pasa por que se use con responsabilidad y criterios de eficiencia, recargándolo diariamente y utilizando el 90% de su tiempo el motor eléctrico, dejando para los viajes largos el motor de combustión.

En este capítulo, no solo la responsabilidad ha de recaer en la industria y en las administraciones públicas, sino también en el propio ciudadano y en los usuarios, que deben adquirir y usar con conciencia y responsabilidad un híbrido enchufable y no solo para obtener una etiqueta cero emisiones que le permita ventajas como poder aparcar gratuitamente en zonas de estacionamiento regulado y utilizar el BusVAO en cualquier circunstancia.

P. Por último, en el plano personal, usted es comprador habitual de vehículos eléctricos. ¿Qué recomendaría a los ciudadanos que se quieren sumar a la movilidad eléctrica?

Que lo hagan sin miedo. Yo ya he adquirido desde 2014 tres coches eléctricos que han ido evolucionando tecnológicamente en estos años y mi experiencia ha sido positiva por cuanto he ahorrado con respecto a cuando tenía un coche de combustión, y mi movilidad no se ha visto alterada. Este año ha sido especialmente interesante para los compradores por la activación de los objetivos de 95 gCO2/km, que han obligado a los fabricantes a tener que impulsar la compra de eléctricos, y esa tendencia será mayor en 2021, cuando solo se podrán vender coches que hayan obtenido una homologación de consumos y emisiones WLTP, más exigente que la NDEC que había hasta ahora.

Para aquellos a los que la movilidad eléctrica de batería no cumple sus expectativas, animaría a que se compraran un híbrido enchufable, siempre y cuando sean conscientes de que han de usarlo con criterios de eficiencia y no adquirirlo solo por la etiqueta cero emisiones, recargándolo habitualmente para utilizarlo el máximo tiempo en modo eléctrico y aprovechar el motor de combustión para trayectos largos.


FUENTE: HÍBRIDOS Y ELÉCTRICOS