Infinity Lithium se une al Círculo Empresarial Cacereño

Infinity Lithium se une al Círculo Empresarial Cacereño

La firma promotora de la mina de Valdeflores y la organización empresarial firman un acuerdo de colaboración para impulsar en la ciudad iniciativas industriales relacionadas con el litio

La promotora de la mina de litio de Valdeflores, Infinity Lithium, se ha unido a través de su nueva marca en España, Extremadura New Energies, al Círculo Empresarial Cacereño (CEC), que representa a unas 3.500 empresas y autónomos de la provincia. La firma australiana y la organización empresarial han firmado un acuerdo de colaboración por el que se comprometen a «promover el desarrollo económico en el interés general de Cáceres a través de la promoción de inciativas empresariales dentro de la cadena de valor de las baterías de iones de litio», según apunta Infinity en un comunicado. Además, el acuerdo establece que «los grupos estudiarán cualquier otra iniciativa empresarial y/o industrial que pueda generar un ecosistema idóneo para el crecimiento económico».

El presidente del Círculo, Diego Hernández, señala en este mismo comunicado que el acuerdo con Infinity Lithium es «una oportunidad para la ciudad y para la provincia», ya que considera que «este proyecto es un generador de empleo y riqueza, y además puede suponer una oportunidad de futuro para la retención del talento y una forma de combatir la despoblación». El acuerdo, de hecho, se puede interpretar como un apoyo oficial por parte del empresariado que representa el Círculo al nuevo proyecto de mina subterránea en Valdeflores dado a conocer por la compañía australiana.

El presidente de Infinity Lithium, Adrian Byass, ha estado en Cáceres junto al director general en España, David Valls, para firmar el acuerdo. «Estamos muy contentos de trabajar junto a la CEC y sus miembros para poder entender cómo podemos ofrecer el proyecto San José a los cacereños», indica Byass, quien agradece al Círculo «el apoyo y la hospitalidad que nos han mostrado en Cáceres durante las últimas semanas», ya que «esto y otras relaciones como esta que estamos forjando nos ayudarán a trabajar para asegurar que la ciudad obtenga los máximos beneficios del proyecto».

El comunicado de Infinity indica además que tanto la empresa promotora de la mina como el Círculo cacereño «intentarán involucrar a sus miembros en una serie de eventos que proporcionarán actualizaciones periódicas del proyecto, presentarán a las empresas locales Extremadura New Energies y destacarán algunas de las oportunidades de empleo y servicios que el proyecto traerá a la ciudad».

La transición hacia el vehículo eléctrico tendrá un impacto positivo en el empleo de la automoción en España

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La industria se beneficiará del desarrollo del vehículo eléctrico, ya que habrá un trasvase de mano de obra desde el sector tradicional del automóvil hacia industrias relacionadas con la energía y las infraestructuras de recarga

La Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE) ha presentado hoy un informe elaborado por Boston Consulting Group titulado Transición hacia el vehículo eléctrico. Observatorio del empleo: Estudio y análisis de la evolución del empleo en el ecosistema industrial de la movilidad eléctrica en España.

En dicho estudio se ha analizado cómo la sustitución del motor de combustión por un motor eléctrico afectará al empleo en España, fijando como horizonte el año 2030. Para la elaboración de este informe se han tenido en cuenta 26 actividades industriales y 31 familias de trabajo relacionadas con el desarrollo del vehículo eléctrico, tanto las industrias tradicionales de automoción (fabricantes de equipos originales, proveedores y post-venta), como las industrias anexas (proveedores de máquinas productivas, de infraestructuras de recarga y productores de energía), así como seis grandes tendencias que se dan en la industria de la automoción.

Entre las principales conclusiones, se destaca que la transición hacia el vehículo eléctrico generará un trasvase importante de puestos de trabajo, que contribuirá a compensar los efectos negativos de tendencias como la pérdida de volumen de producción, de la productividad y, sobre todo, de la deslocalización, “impulsando la transición de empleos hacia sectores como la energía y la infraestructura de recarga, que tendrán una gran necesidad de mano de obra en los próximos años”, afirma Marc Schmidt, responsable de Energía, Bienes Industriales, Operaciones y Personas y Organización en Boston Consulting Group.

Para que este impacto positivo del vehículo eléctrico se plasme en el resto de las tendencias, es fundamental impulsar aún más el desarrollo del vehículo eléctrico para poder influir de forma positiva en incrementar el volumen de producción, captando más modelos de coches y otros vehículos eléctricos para las fábricas españolas.

Asimismo, será necesario un plan de formación que permita adecuar a los trabajadores a las nuevas necesidades de la industria.  Se estima que, en total, 165.000 puestos de trabajo necesitarán cualificación específica. “Para lograr esta transición se necesita de la participación de la administración pública, de las empresas y las personas”, señaló Schmidt.

También será necesario desarrollar una cadena de valor completa de la batería de propulsión en nuestro país. A día de hoy, no existe ninguna planta de fabricación a escala industrial, las llamadas gigafactorías. El impacto de producir o no toda la cadena de valor de la batería tiene una repercusión en el empleo muy elevada. Concretamente, 8.000 puestos de trabajo están en juego. Asimismo, cabe destacar que España parte de una situación privilegiada para conseguir tener el ciclo de fabricación completo, gracias a las materias primas -grandes yacimientos de tierras raras en Campo de Montiel (Ciudad Real) y en el monte Galiñeiro (Pontevedra) o la mina de litio de San José (Extremadura) -.

El estudio destaca que se debería impulsar la industrialización de la reutilización y reciclaje de baterías, ya que constituye una fuente potencial de nuevos puestos de trabajo (se podría incrementar casi un 20% el empleo de este sector).

Otra de las necesidades para conseguir este impacto positivo es facilitar el despliegue de la infraestructura de recarga de los vehículos eléctricos, lo que se traduciría en una creación de 17.000 empleos en este sector de actividad, al margen de su fabricación, donde España destaca ya con importantes empresas manufactureras que desarrollan puntos de recarga de diversa tipología y con altos estándares de calidad y tecnología, que se exportan también a mercados internacionales.

La idiosincrasia del sector industrial de la automoción en España, que además exporta más del 80% de su producción a países que ya han establecido fechas de caducidad a la comercialización de vehículos de combustión en los próximos años, llevará a la pérdida de 29.000 empleos (-8%) en 2030 por efecto de la disminución de la producción y por la deslocalización, lo que solo podrá verse paliado por la apuesta por el vehículo eléctrico, destaca el informe.

 

En su estudio, Boston Consulting Group analiza seis tendencias que influirán en el sector

  1. La primera de ellas se refiere al volumen de mercado. Se espera que el volumen de producción se mantenga constante en aproximadamente 2,4 millones de unidades al año hasta 2030. Esto supone una disminución total de la producción de -16,3% en 11 años, que implica una disminución anual del -1,6% y la pérdida de 21.000 puestos de trabajo. Según se prevé, el volumen de ventas anual se mantendrá constante en 1,5 millones de automóviles. Por lo tanto, el parque automovilístico en España aumentaría solo un 1,1% anual durante los próximos diez años, lo que significa 32 millones de automóviles matriculados en 2030, frente a los 28 millones actuales en 2020.
  2. La segunda tendencia analizada es la evolución tecnológica. La conducción autónoma, una mayor conectividad y la migración de lo analógico a lo digital tendrán un fuerte impacto en el desarrollo tecnológico de los automóviles, lo que se traduce en una mayor demanda de ingenieros de software en la industria automotriz y anexa, que supondrá un aumento de 2.000 puestos de trabajo.
  3. Por otro lado, dos aspectos del mix de automóviles producidos son relevantes en relación con la evolución del empleo. Una proporción creciente de automóviles de gama media o premium aumenta el contenido medio por automóvil fabricado. Esto conducirá a una mayor necesidad de puestos de trabajo, especialmente en la industria auxiliar. Asimismo, se espera que ningún fabricante de automóviles europea aumente su número de plataformas para fabricar los vehículos en los próximos diez años, lo que dará lugar a una demanda estable de ingenieros de I+D asociados a las plataformas de vehículos.
  4. La cuarta tendencia es la de la productividad. Se espera que la digitalización y la automatización promuevan un aumento constante de la productividad durante los próximos diez años, aproximadamente, un 0,4% al año. Sin embargo, esta mejora tiene un efecto negativo en la mano de obra, sobre todo, en la de menos cualificación. Se estima una bajada de 4.000 trabajadores. Sin embargo, no debe interpretarse como un mal dato, ya que refleja la mejora de la competitividad industrial.
  5. Por otro lado, el traslado de puestos de trabajo, especialmente a países con costes laborales más bajos, ha sido durante mucho tiempo una tendencia en la industria del automóvil. Existe una deslocalización de puestos de trabajo desde España a otros países europeos, suponiendo una pérdida media de 1,5% puestos de trabajo al año.
  6. Por último, el cambio al vehículo eléctrico es otra de las tendencias analizadas. En 2020, alrededor del 92% de los vehículos producidos en España estaba equipado exclusivamente con un motor de combustión. Esta proporción caerá drásticamente en 2030 a solo el 2%. Para 2030, el volumen de vehículos eléctricos de batería (BEV) y de vehículos híbridos enchufables (PHEV) será de alrededor del 68%. El 30% restante serán vehículos eléctricos híbridos (HEV). Esto significa un aumento de la producción de un 52% al año de vehículos eléctricos con baterías en España y, por consiguiente, creación de puestos de trabajo. La transición hacia los vehículos electrificados consigue contrarrestar las pérdidas en el sector de la automoción gracias a los puestos de trabajo generados en baterías e infraestructuras de recarga.

Más PIB, menos CO2 y 23.000 empleos «extra»: así sería una España «enchufada» al coche eléctrico

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Un estudio afirma que tendría un impacto positivo en la economía al reducir la dependencia energética y desplazar la actividad económica a sectores intensivos en empleo

Un futuro en el que todos los vehículos que circulen por las carreteras españolas sean eléctricos, híbridos o de pila de combustible. Es el punto de partida del estudio «Repostando hacia el futuro», liderado por la consultora Cambridge Econometrics coordinado por las ONG Transport & Environment y ECODES, que afirma que la adopción generalizada de este tipo de vehículos permitiría a España no solo mejorar la calidad del aire sino también incrementar su PIB y crear empleo.

El trabajo, en el que han participado, entre otros, la alianza Renault Nissan -tercer fabricante mundial de vehículos-, la asociación para el impulso del vehículo eléctrico Aedive o Iberdrola, asegura que la transición hacia los vehículos eléctricos incrementaría el PIB en 3.191 millones de euros, debido fundamentalmente a la reducción en las importaciones de petróleo. Además, se crearían más de 23.000 empleos, en el sector servicios, el sector energético y, a corto y medio plazo, en la fabricación de vehículos y sus cadenas de suministro; y la actividad económica se desplazaría de sectores poco intensivos en empleo, como la producción de carburantes -2 empleos por cada millón de valor añadido- a otros que requieren de más fuerza laboral -como la producción de energía e hidrogeno, con 7,9 empleos por millón-.

«El transporte juega un papel fundamental en el cambio climático», afirmó Valvanera Ulargui, directora de la Oficina Española de Cambio Climático, durante la presentación del estudio. Ulargui defendió la tesis de los responsables del estudio de que la descarbonización -la eliminación progresiva de los combustibles fósiles- «presenta más oportunidades que riesgos» y avanzó que la futura Ley de Cambio Climático, que se presentará en breve junto con el Plan Nacional de Energía y Clima, «posicionará a España como referente en el modelo sostenible, el único viable de cara al futuro».

La electrificación del parque permitiría la reducción de un 27,8% de las emisiones de CO2 a la atmósfera en 2030, y de un 91,6% en 2050. Al mismo tiempo, las emisiones tanto de partículas como de óxidos de nitrógeno se reducirían en un 89% a mediados de siglo. Ello en el caso de que se cumpliera la hipótesis con la que trabajan, que incluye la paulatina adopción de vehículos híbridos, híbridos enchufables, eléctricos puros y de hidrógeno en 2030, de manera que estos fueran únicamente los vendidos en 2050.

Eléctricos competitivos en 2025

En este escenario optimista para los vehículos alternativos, los eléctricos serían más competitivos que un gasolina a partir del año 2025, teniendo en cuenta todos los costes. Ello en un escenario de precios del combustible «alto» (un 25% superior al actual). Hacia 2030, los responsables del estudio consideran que éste podría batir también a los diésel, y convertirse entonces en la opción más competitiva, incluso sin tener en cuenta costes como las exenciones en los impuestos de matriculación y circulación o en los costes de aparcamiento en las grandes ciudades.

En este sentido, un vehículo eléctrico podría ahorrar en 2030 hasta 1.400 euros al año al consumidor en combustible y mantenimiento, lo que, según los investigadores, «compensaría ampliamente el posible mayor coste inicial en la compra del vehículo».

Inversiones

No obstante, en lo referido a los retos pendientes, que hacen que a día de hoy este tipo de vehículos solo supongan el 0,6% de las ventas totales, tanto los responsables del trabajo como los fabricantes de automóviles coinciden en resaltar la necesidad de realizar inversiones tanto en la red de recarga como en la infraestructura eléctrica. Hace pocos días, la patronal europea de productores de vehículos, ACEA, cargó contra los objetivos de emisiones impuestos por la Unión Europea, del 15% para el año 2025 y del 30% para el 2030 en comparación a los niveles que se registren en 2021.

«Son simplemente inalcanzables», aseguró su secretario general, Erick Jonnaert, que consideró indispensable que para su realización se multiplique por 20 la cifra de puntos de recarga, unos 100.000 actualmente en todo el territorio europeo. Para ello, los fabricantes piden la implicación de las administraciones, así como mayores ayudas por parte de las administraciones para la adquisición de estos vehículos. Según sus datos, la cuota de mercado de coches eléctricos es cercana al 0% en países con un PIB per cápita inferior a 18.000 euros; y una cuota de mercado de eléctricos superior al 1,8% tan solo se da en países con un PIB per cápita superior a 35.000 euros.

Según el estudio, España requeriría una inversión de 3.946 millones de euros hasta 2030 para erigir suficientes puntos de recarga: un punto residencial o en el centro de trabajo por cada vehículo eléctrico, dos en zonas urbanas por cada diez eléctricos en circulación y, en autovías, uno por cada 500 vehículos. Esta cuantía correría a cargo del consumidor final «como parte del coste del vehículo eléctrico».

A corto plazo, no obstante, Juan Luis Pla, de Nissan, pidió «no demonizar ciertas tecnologías, porque puede ser el remedio que la enfermedad», haciendo alusión al incremento de las emisiones de CO2 por el aumento de ventas de vehículos de gasolina en detrimento del diésel. «La evolución tiene que ser lógica y razonable», aseguró.

La presentación se produjo un día antes de la polémica desatada por las palabras de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, que aseguró que el diésel tiene «los días contados». Una aseveración a la que la industria, a través de Anfac, contestó recordando que 40.000 empleos y 17 fábricas de automóviles dependen de forma directa en España de este combustible. En las plantas españolas se fabrican 1,2 millones de vehículos de este combustible, de un total de 2,8 millones. «Los fabricantes están preparados para adaptarse, pero se necesita una transición ordenada», explicó su vicepresidente, Mario Armero.

Aunque sus ventas, junto con los híbridos, se han incrementado un 46% en los primeros cinco meses del año, solo suponen el 5,8% de las matriculaciones, por el 37,0% del diésel y el 57,2% de los gasolina. Además, de los más de 40 modelos que se fabrican en nuestro país, solo 5 son eléctricos.

Impuestos al diésel

De forma paralela al estudio de Cambridge Econometrics, la agrupación de ONGs ecologistas en Bruselas, Transport & Enviroment, presentó también un informe con recomendaciones para la reducción de gases de efecto invernadero en el sector del transporte. «España está bien encaminada para cumplir los objetivos de 2020. El problema es a partir de 2020, cuando tendrá que reducirlas en un 26 adicional», explicó Carlos Calvo, delegado de T&E en España.

En este sentido, la asociación pidió al Ejecutivo español que iguale el tipo impositivo del gasóleo con el de la gasolina, algo en lo que el ejecutivo podría ya estar trabajando. También pidió medidas como unificar la tarificación vial, incluyendo en los peajes los costes de la contaminación atmosférica y acústica para penalizar a los vehículos que más polucionan, además de fomentar el vehículo compartido e invertir en el transporte público para hacerlo más atractivo.

El reto de cambiar de hábitos eléctricos

La electrificación del parque no implicaría la necesidad de grandes reformas en el sector eléctrico, pero sí sería necesario un cambio de hábitos por parte de los usuarios. En 2050, con un parque totalmente «alternativo», la demanda final de electricidad crecería apenas un 6%, lo que permitiría, según los autores del estudio, gestionar fácilmente las inversiones necesarias hasta entonces para adaptar la infraestructura. El problema lo supondrían la carga en momentos puntuales u horas pico de gran parte de los vehículos a la vez, lo que supondría picos «significativos» de demanda eléctrica por la tarde, lo que requeriría fuertes inversiones para reforzar las redes de distribución. Por ello, los investigadores proponen adoptar una estrategia de «carga inteligente», en la que cada usuario decida cuándo recargar su vehículo en función de la oferta y la demanda eléctrica y, consecuentemente, del precio. Aquí también jugaría un importante papel la tecnología Vehicle to Grid (V2G), ya existente, y que transforma a los automóviles eléctricos en baterías móviles que permiten almacenar energía de la red cuando esta es más barata y devolver los excedentes en momentos de fuerte demanda.