“El sorpasso del vehículo eléctrico podría llegar en 2025, siempre y cuando se continúe legislando a favor de la reducción de emisiones de CO2”

Adriano Mones_movilidad eléctrica
Adriano Mones Bayo fue nombrado presidente de Aedive hace algo más de dos años. Licenciado en Administración de Empresas por la Ruhr-Universität Bochum y doctorado por la Universidad de Oviedo y con un MBA por ESADE, Mones tiene una amplia experiencia en el sector de la movilidad eléctrica, en la que trabaja de forma activa desde hace más de una década para impulsar la internacionalización de negocios y en la dirección de innovación de diversas compañías y en varios países.

ENTREVISTA A ADRIANO MONES BAYO

La movilidad eléctrica mantiene una senda de crecimiento que ni siquiera la pandemia ha detenido y desde Aedive hablan de doblar el parque en poco más de dos años, ¿en qué medida ve viable el más que ambicioso objetivo de los 5 millones de vehículos en 2030?

Creo que el objetivo es factible, y así se ha recogido en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, documento en cuya elaboración hemos contribuido desde Aedive. A su vez, la Comisión Europea ha publicado su paquete legislativo Fit for 55, que apoya su compromiso de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero un 5 % más del objetivo establecido previamente para el año 2030, que ya era del 50 %.

¿Cuándo veremos de verdad el sorpasso del vehículo eléctrico respecto del de combustión?

Se prevé que sea en el año 2025, siempre y cuando se continúe legislando a favor de la reducción de emisiones de CO2, se siga reduciendo el precio de las baterías eléctricas (según publicaba recientemente el digital Híbridos y Eléctricos el precio de las baterías es un 87 % menor que hace 13 años) y se posicione en torno a 70 dólares el kW. Esto haría que el precio de compra de los vehículos eléctricos se equiparara con el de los térmicos.

Hay otros tres aspectos determinantes para lograr este objetivo: el primero, que se incremente la oferta de modelos eléctricos por parte de los fabricantes, ya que un incremento de la oferta en el mercado también repercutiría en una baja del precio de compra. El segundo aspecto determinante es que se continúe y se incremente del despliegue de las infraestructuras de recarga, para lo cual es necesario estimular la inversión privada, fundamentalmente por parte de los operadores de puntos de recarga. En tercer lugar, las administraciones, en todos sus niveles, deben facilitar el mencionado despliegue con medidas destinadas a agilizar los trámites exigidos.

En la actualidad, el 85 % de los cargadores públicos tienen una potencia igual o inferior a 22 kW. Si en el futuro el parque móvil eléctrico se desarrolla según lo esperado, este porcentaje debería de disminuir en favor de cargadores públicos de mayores potencias”

En su intervención ante el Gobierno en la presentación del PERTE puso el énfasis en la colaboración público-privada y el músculo financiero como necesidades y también en la relevancia de agilizar los trámites, ¿puede ampliarnos un poco lo que es necesario en cada uno de estos aspectos?

Este asunto lo hemos trasladado en varias ocasiones desde Aedive. Para agilizar los trámites se debe promocionar el uso de fórmula de la declaración responsable en lugar de licencia de obra y licencia de actividad, la autorización de la actividad de los puntos de recarga en parcelas con actividades ya existentes, así como su implantación en suelo rústico con los mismos derechos que tienen las estaciones de servicio. También sería necesaria la exención del permiso de obras cuando la estación de recarga se ubique en un área de servicio concesión del MITMA, así como eliminar el proceso de autorización administrativa para las instalaciones de recarga que no requieran expropiación o sean menores de 1.500 kW.

¿Y la reforma de la fiscalidad para ayudar al despegue del vehículo eléctrico?, ¿en qué aspectos se sustenta?

Por una parte, si se exime de impuestos a los vehículos de cero emisiones se está favoreciendo la renovación del parque móvil en favor de aquellos menos contaminantes. Las patronales del sector proponemos no gravar a los usuarios de vehículos eléctrico con el nuevo impuesto medioambiental que vendría a sustituir al actual impuesto de matriculación, del impuesto de circulación y del IVA, que si no se puede eliminar, al menos se debería reducir.

El año pasado había 11 vehículos eléctricos por punto de recarga y este año hay 15. La conclusión es que el crecimiento de la flota de vehículos eléctricos no está acompasado con el de las infraestructuras de recarga de acceso público”

Esta publicación ha contactado con usuarios de vehículo eléctrico muy satisfechos con la tecnología y la experiencia de usuario, pero desencantados con la ineficacia de las ayudas del Moves, ¿qué le diría a quien hace más un año que compró su vehículo y aún espera esa ayuda?

Que se dirija al órgano competente de su comunidad autónoma y que reclame la información necesaria para saber cuándo le van a pagar la ayuda comprometida.

¿Cómo valora la desigualdad que existe entre comunidades en la gestión y la implantación de las ayudas?

Mal. No me parece razonable que algunas comunidades autónomas hayan conseguido articular las ayudas en el mes de julio y otras lo estén haciendo ahora. Creo que aquí la voluntad política desempeña un papel fundamental, pues si se argumentan los retrasos con la falta de medios humanos y técnicos estos pueden y deben incrementarse, ya que sólo en el año 2021 habrá que gestionar un mínimo de 100 millones de euros pertenecientes a este plan. Es más, los 400 millones de euros previstos inicialmente hasta el año 2024 pueden llegar a verse duplicados en caso de necesidad, luego hay que prever a tiempo la carga de trabajo administrativo que esto conllevaría para las administraciones autonómicas.

“Para agilizar los trámites se debe promocionar el uso de la declaración responsable en lugar de licencia de obra y licencia de actividad, la autorización de la actividad de los puntos de recarga en parcelas con actividades ya existentes, así como su implantación en suelo rústico con los mismos derechos que tienen las estaciones de servicio”

El éxito de asistencia en el VEM parece dar una idea de cómo crece la conciencia del usuario final sobre la realidad de la movilidad eléctrica, ¿qué factores cree que deben cambiar en la percepción social para que la introducción de la movilidad eléctrica lo sea a gran escala?

En primer lugar, que tenemos que cuidar nuestro medioambiente mucho más de lo que lo cuidamos, y que para ello hay que reducir la emisión de partículas tóxicas a la atmósfera. Como el transporte es un sector contaminante, aunque ni mucho menos el único, hay que actuar sobre él para descarbonizarlo. Esto es por nuestro bien y, sobre todo, por el de las generaciones venideras.

En segundo lugar, que el vehículo eléctrico va adaptando su precio y su rendimiento a la situación del mercado. Los fabricantes de automóviles están lanzando al mercado cada vez más modelos, así lo pudimos comprobar en el VEM. Eso hace posible disponer de distintas opciones en cuanto a precios y rendimientos. Hay un gran número de personas en nuestro país que conducen una media de 40 kilómetros al día, para lo cual un vehículo eléctrico puede ser perfectamente válido, siempre y cuando tenga capacidad de pagarlo y de recargarlo mayoritariamente en su casa o en el trabajo. Esto es muy importante.

¿En qué medida cree que la infraestructura de recarga crece acompasadamente al ritmo al que lo hace el parque?

Según los datos del Observatorio Europeo de Combustibles Alternativos, entre enero y julio de 2021 la ratio entre vehículos eléctricos y puntos de recarga de acceso público se ha incrementado un 36%, es decir, el año pasado había 11 vehículos eléctricos por punto de recarga y este año hay 15. La conclusión es que el crecimiento de la flota de vehículos eléctricos no está acompasado con el de las infraestructuras de recarga de acceso público.

¿Qué número de puntos podremos tener para abastecer esos 400.000 vehículos a finales de 2023?

Si consideramos una ratio aceptable de 10 u 11 vehículos eléctricos por punto de recarga de acceso público, deberíamos tener entre 35.000 y 40.000 puntos de recarga de acceso público. La cuestión no es sólo tiene un carácter cuantitativo, sino también cualitativo. En la actualidad, el 85 % de los cargadores públicos tienen una potencia igual o inferior a 22 kW. Si en el futuro el parque móvil eléctrico se desarrolla según lo esperado, este porcentaje debería de disminuir en favor de cargadores públicos de mayores potencias y con ubicaciones muy accesibles, como son las estaciones de servicio y descanso.


FUENTE: INSTALADORES 2.0

Arturo Pérez de Lucia: “El resto de Europa puede aprender mucho de España en movilidad eléctrica”

Arturo Pérez de Lucia_DG de AEDIVE_vicepresidente AVERE
Entrevistamos a Arturo Pérez de Lucia, director general de AEDIVE y vicepresidente de AVERE, sobre el presente y futuro del vehículo eléctrico en el marco de la Unión Europea y también de nuestro país

Al margen de su posición, desde hace más de diez años, como director gerente de AEDIVE, la Asociación Empresarial que aglutina la cadena de valor industrial, tecnológica y de servicios de la Movilidad Eléctrica en el mercado ibérico, Arturo Pérez de Lucia ostenta desde 2020 la vicepresidencia de AVERE, formada por las asociaciones nacionales europeas y que promueve la electromovilidad y el transporte sostenible en toda la región. Desde esa perspectiva, le preguntamos sobre el presente y futuro del vehículo eléctrico en el marco de la Unión Europea y también de nuestro país.

P. ¿Por qué tenemos en España resultados tan diferentes en la matriculación de vehículos eléctricos con respecto a otros países europeos como Noruega, por ejemplo?

La idiosincrasia de cada país es clave para entender esas diferencias. Si hablamos de Noruega, nos referimos a un país que apenas tiene industria ligada a la Automoción tradicional, por lo que cualquier medida incentivadora hacia la movilidad eléctrica no afectará negativamente a la competitividad industrial ni al empleo, y que desde hace muchos años enchufa sus coches térmicos para poder arrancar los motores frente a las bajas temperaturas, por lo que hablamos de una cultura sólidamente implementada del vehículo enchufado en la sociedad.

Al margen, está la política fiscal respecto a la exención de impuestos que las autoridades noruegas aplican a los vehículos eléctricos, lo que les ha permitido ser mucho más competitivos en precio frente a sus rivales con motores de combustión interna.

No obstante, Noruega está siendo desbancada este año por Alemania en el volumen de matriculaciones, entre otras cosas porque el mercado noruego es mucho más pequeño desde el punto de vista cuantitativo que el alemán, al margen del impulso que Berlín está imprimiendo a la electrificación del parque.

En España no hemos logrado aún encajar el puzle entre las estrategias industriales y las de las administraciones públicas para generar la demanda del mercado necesaria que permita dar un impulso definitivo al sector. Estamos en ello.

P. ¿Y por qué estamos retrasados en el despliegue de infraestructuras de recarga respecto a otros países europeos?

En España hemos padecido durante ocho años una regulación demoledora para el despliegue de puntos de recarga públicos y que no ha tenido ningún otro país del mundo. El RD 647/2011 supuso la creación de la figura del gestor de carga que, lejos de promover el despliegue de infraestructuras, como se pretendía, constriñó el mercado, haciendo complejo y a veces inviable invertir, gestionar y operar este tipo de instalaciones.

EL RDL 15/2018 derogó finalmente esa figura, lo que ha permitido que el despliegue de puntos de recarga de vehículos eléctricos se acelere desde entonces, pero esa rémora de ocho años ha hecho mella, aunque los operadores de recarga están tratando de recuperar el ritmo a marchas forzadas y con inversiones extraordinarias.

Sin embargo, seguimos teniendo una serie de trabas y barreras administrativas en la concesión de permisos y licencias para construir y operar puntos de recarga públicos que ya hemos trasladado al Gobierno y que esperamos se resuelvan más pronto que tarde.

P. ¿Qué pueden aprender otros mercados europeos del español en materia de movilidad eléctrica?

Yo creo que muchas cosas, porque España es un ejemplo a nivel industrial, tecnológico y de servicios.

Desde la perspectiva industrial y tecnológica, la transformación que están acometiendo los fabricantes a través del desarrollo de plataformas multienergía que optimizan la cadena de producción, y el sector de componentes en cuanto a soluciones de aligeramiento del peso de los vehículos o piezas especiales para la protección de las baterías, está siendo brillante, aunque también muy dura.

También contamos con una industria potente de infraestructuras de recarga y con una proyección internacional de reconocido prestigio por los estándares de calidad e incluso, con empresas que ya ofrecen soluciones basadas en la segunda vida de las baterías de los vehículos eléctricos, lo que es un ejemplo notable de innovación y emprendimiento.

Respecto a los servicios, somos un ejemplo en lo que a la movilidad eléctrica compartida se refiere, con modelos de negocio de motosharing, carsharing, bicisharing y scootersharing totalmente eléctricos, que ofrecen una solución más a la intermodalidad en el transporte urbano y periurbano, e incluso con proyectos pioneros en el entorno rural.

P. ¿En qué temas trabaja la europea AVERE desde Bruselas?

Existen varios asuntos de interés sobre los que trabajamos en documentos de posicionamiento, como la Estrategia de Movilidad Sostenible e Inteligente, con el que la Comisión Europea busca establecer las bases para que el sistema de transporte en la región alcance su transformación ecológica y digital a fin de ser más resistente ante futuras crisis y cumplir con la reducción en un 90% de las emisiones antes de 2050, según establece el Pacto Verde que pretende convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro en 2050.

También, en el posicionamiento de AVERE en la revisión de la Directiva de Infraestructura de Combustibles Alternativos (AFID) de la UE, para la que pedimos estándares más amplios, en consonancia con los Planes Nacionales de Energía y Clima (NECP) y las estrategias a largo plazo y para velar por que la aplicación nacional de la AFID se respete y se alinee con el crecimiento del mercado de los vehículos eléctricos y con los últimos avances en tecnologías de movilidad eléctrica; diferenciar entre tres tipos diferentes de infraestructuras de carga eléctrica (vinculada, de oportunidad y rápida/de alta potencia); asegurar la interoperabilidad de la recarga; abordar el reto de los vehículos de transporte pesado y asegurar las tecnologías futuras ahora, como la carga inteligente y las capacidades de vehículo a red (V2G).

Pero uno de los temas más candentes es el relativo a la normativa asociada al almacenamiento energético. La Comisión Europea ha presentado sus propuestas de criterios de sostenibilidad que sería obligatorios a partir del 1 de julio de 2024, para regular la huella de CO2 de las baterías utilizadas en los vehículos eléctricos, que deberán de cumplir, además, a partir de 2027, cuotas de reciclaje para ciertos materiales como cobalto (12%), plomo (84%), litio (4%) y níquel (4%), que en 2035 se incrementarán.

Aunque es todavía una propuesta para modernizar la legislación comunitaria para las baterías, y pueden cambiar muchas cosas antes de que las propuestas se transformen en regulaciones vinculantes, el objetivo pasa por otorgar seguridad jurídica que anime a las empresas a invertir en el sector al garantizar que sólo las baterías más verdes, con mejores resultados y más seguras entren en el mercado de la UE.

P. ¿Y qué papel juega o puede jugar España en este asunto?

España es un país minero por excelencia. Es rica en wolframio, vanadio, cobalto, níquel, cobre, potasa y cuenta con dos grandes yacimientos de tierras raras en Campo de Montiel (Ciudad Real) y en el monte Galiñeiro, en Pontevedra. También se ha descubierto niobio y tántalo en la mina gallega de Penouta (cerrada en 1982), materiales básicos para elaborar coltán, que permite crear condensadores electrolíticos mucho más pequeños y potentes que los normales.

Pero, además, nuestro país cuenta en Cáceres con la segunda mina de litio más importante de Europa, con capacidad para suministrar 1.6 millones de toneladas de carbonato de litio, suficiente para abastecer hasta 10 millones de vehículos eléctricos durante los 30 años de vida estimada del proyecto.

P. La mina de litio aún no está operativa por los temores que genera a la población cercana. Dada la preocupación por la sostenibilidad que demuestra Europa en este asunto, ¿la extracción de esta materia prima puede implicar problemas medioambientales para Extremadura?

Los residuos que generará la mina son inocuos, incluso para la calidad del aire o la salud, pues solo genera polvo inerte de la roca triturada. Los derivados de la producción de hidróxido de litio, que conlleva la aplicación de algunos químicos de procesamiento industrial comunes, serán neutralizados antes de ser almacenados de forma segura en la zona adyacente a la planta industrial, a más de 6 km de Cáceres.

Además, el proyecto empleará agua reciclada de la estación depuradora de aguas residuales (EDAR) y agua reutilizada de los procesos de recirculación interna, tratada a través de la purificación en un circuito cerrado, para lo que se construirá una planta de ósmosis inversa.

En cuanto al reacondicionamiento del terreno una vez se ha finalizado la explotación del recurso, en España contamos con una Ley de Minas de 1973 muy estricta en la materia. El proyecto de litio de Extremadura prevé la inversión de 16 millones de euros en la rehabilitación del terreno, que se iniciará poco después del comienzo de la producción minera y que podría acabar convirtiendo a la zona en un reservorio de agua dulce para Cáceres.

Y si hablamos de sostenibilidad económica, se calcula que el proyecto contribuirá con más de 900 millones de euros en impuestos, más de 96 millones de euros en salarios durante los dos años que dure la fase de construcción y más de 236 millones de euros en sueldos durante la fase operativa, aparte de los royalties basados en un porcentaje de los ingresos anuales de la mina, que se calculan en torno a 60 millones de euros.

P. ¿Tendremos fábrica de baterías en España?

Sería lo lógico para cerrar el círculo económico de la movilidad eléctrica y nos consta que desde el Gobierno se trabaja intensamente en que ello sea así.

En España contamos con toda la cadena de valor en cuanto a fabricación de vehículos de toda tipología y componentes críticos, así como de puntos de recarga y equipos auxiliares, como convertidores de potencia y transformadores. Contamos con materia prima para el elemento más crítico, la batería, y tenemos, incluso, una base industrial y empresarial en la segunda vida de las baterías de vehículos eléctricos para su aprovechamiento en sistemas estacionarios de almacenamiento energético.

Cerrar ese círculo con fábricas de baterías nos haría un país muy atractivo para atraer la fabricación de más modelos de vehículos eléctricos.

P. Algunos directivos de la automoción están criticando duramente las políticas que privilegian al coche eléctrico en la Unión Europea por mostrar una preferencia que consideran no justificada por la movilidad cero emisiones y contra los motores térmicos, hasta el punto de llamar “a las barricadas” para defender la posición de la industria tradicional. ¿Qué opina desde la doble perspectiva de AEDIVE y AVERE?

Creo que estas manifestaciones son lógicas y comprensibles, porque responden a un momento de mucha crispación en la Automoción en el que se les exige a los fabricantes un esfuerzo titánico para afrontar una transformación industrial tremenda, que tiene unos objetivos muy ambiciosos y que implica tener que darle la vuelta al sector en pocos años.

Sin embargo, espero sinceramente que no sea así, dado que el mercado de la Automoción se está atomizando con la entrada de nuevos actores, vista la inminente llegada de firmas potentes como Apple, y tras experiencias exitosas que han demostrado que se puede abrir un gran hueco en este sector sin ser un fabricante tradicional, como Tesla.

Nadie que viva en Europa quiere ver cómo compañías que se han hecho fuertes en la región vayan abocadas a un futuro como el de Kodak o Nokia en sus respectivos mercados, aunque las noticias que nos llegan de grandes fabricantes europeos van en línea con ese objetivo de una movilidad ligada a la electrificación y a la digitalización, por lo que asumo que el camino es claro y firme en el seno de estas corporaciones.

P. Pero la Comisión Europea quiere tener 30 millones de coches eléctricos y 80.000 camiones «limpios» en 2030, lo que supondría multiplicar la flota por 50 en 10 años, y la industria automotriz no lo ve factible. ¿Qué habría que hacer?

El objetivo de la CE es tremendamente ambicioso, pero es lo que tienen los objetivos. Si se marcaran metas fácilmente alcanzables, los esfuerzos irían en consonancia.

De todas formas, es muy legítimo tener objetivos ambiciosos, pero antes, los responsables políticos en Bruselas deben poner los medios necesarios para poder alcanzarlos.

Pienso que no ha sido eficaz forzar artificialmente esa transformación poniendo fecha de caducidad a las tecnologías de combustión para posicionar la movilidad eléctrica cuando a pesar de todos los anuncios y objetivos, no tenemos todavía los mimbres necesarios en precios, oferta de mercado e infraestructuras para que se produzca una demanda masiva, aunque sí creciente, de vehículos eléctricos, en especial en mercados como el del transporte de personas y mercancías.

Hay que entender que detrás de las decisiones de compra hay personas y empresas que quieren optimizar sus inversiones y que son los que marcarán, como siempre, la tendencia. Si Europa quiere una verdadera transformación rápida hacia el vehículo eléctrico y mantener a la vez la competitividad y el empleo en la Automoción, los políticos de la Comisión Europea tendrán que provocar esa transformación con ayudas realmente ambiciosas a la industria y a la adquisición, para que un vehículo eléctrico sea muy atractivo hoy mismo, no mañana.

Y es cierto que se habla de cifras astronómicas que vendrán en forma de ayudas, como el paquete de estímulo del NextGenerationEU, pero aún falta concreción y vislumbrar la materialización de esos incentivos más allá de los grandes anuncios.

Además, no se trata solo de retos económicos, sino también regulatorios. La política europea es mucho más compleja porque al margen de lo que cuesta consensuar acuerdos, luego hay que trasponerlos a cada marco jurídico nacional.

P. ¿Y desde España? Porque en nuestro país también se han establecido objetivos ambiciosos como alcanzar 5 millones de vehículos eléctricos en 2030 y 100.000 puntos de recarga en cuatro años…

Si España quiere lo mismo, la determinación tendrá que ser igual de potente y establecer las condiciones que hagan que la propia demanda de vehículos eléctricos provoque esa transformación.

Una reforma fiscal que incluya, entre otras cosas, eliminar el IVA a nivel nacional a la compra de vehículos cero emisiones, al menos hasta que se equiparen los precios de los vehículos térmicos y los eléctricos; establecer un marco de incentivos ambicioso, eficiente, fácil de gestionar y continuado en el tiempo a la compra de vehículos e infraestructuras de recarga y acabar con las trabas de licencias y permisos para instalar y operar puntos de carga son actuaciones imperiosas para casar ambición con resultados.

Noticias como la reciente publicación, por parte de la Secretaría de Estado de Energía, de la expresión de interés para proyectos de movilidad eléctrica que puedan beneficiarse de los 1.100 millones de euros para movilidad eléctrica de los fondos europeos destinados a la transición energética incluidos en los Presupuestos Generales del Estado son un aliciente importante en este objetivo.

P. ¿Y el retrofitting? ¿Tiene cabida como modelo de negocio en España?

En Europa ya contamos con países que tienen una sólida industria automotriz y que, además, están impulsando la transformación de vehículos de combustión avejentados en eléctricos, como es el caso de Reino Unido y Francia. En España, esta práctica es un dolor debido a los costes asociados a la homologación, derivados de regulaciones como el reglamento 100 CEPE/ONU.

Hay que tener en cuenta que, en España, donde hay un parque ya avejentado con una media de 13 años de antigüedad, más de seis millones de vehículos tienen más de 20 años y eso es porque sus propietarios no tienen dinero para adquirir un vehículo nuevo, sea de la tecnología de propulsión que sea.

El retroffiting puede impulsar una industria nueva ligada a la Automoción y compatible con el sector tradicional que acelere la transformación del parque avejentado en modelos descarbonizados y en este sentido, creo que a nivel político habría un consenso porque la última PNL del Partido Popular del paquete de medidas para el Fortalecimiento y la Sostenibilidad de la Movilidad Eléctrica, aprobada en el Congreso con los votos a favor de prácticamente todos los grupos políticos y ninguno en contra, incluía en uno de sus puntos un apartado específico para ayudar a la financiación de la industria del retrofitting.

P. Hablemos del mercado español. El 2020 ha cerrado con 35.045 vehículos eléctricos puros y 23.583 PHEV´s matriculados, lo que supone un crecimiento de más del 44% y 216%, respectivamente, respecto al 2019. Pero la consultora MSI afirmó recientemente que en diciembre se ha automatriculado en España un 734% más que en el mismo periodo de 2019. ¿Estamos ante un mercado engordado artificialmente?

Creo que los datos evidencian un crecimiento evidente de la movilidad eléctrica, por encima de cualquier consideración. Las automatriculaciones de coches son una táctica que se lleva a cabo en el sector de la automoción desde hace muchos años con toda clase de vehículos de combustión, y ahora empieza a suceder con los eléctricos, que cada vez tienen más cuota de mercado.

No existe un registro oficial de automatriculaciones y me sorprende que haya un dato tan preciso por parte de dicha consultora, ya que no es fácil detectarlas y además, con tanta celeridad, pero si nos atenemos a los datos por los que me pregunta y que ha hecho públicos MSI, estimaba en este año un total de 91.189 vehículos automatriculados, de los que 29.579 son diesel y 42.721 de gasolina. Eso dejaría en menos de 19.000 las unidades automatriculadas de vehículos eléctricos.

P. ¿Medidas como el Plan MOVES son las adecuadas para motivar esa transformación?

Las ayudas económicas, por sí solas, no son la fórmula que vaya a provocar esa transformación, aunque son imprescindibles en esta etapa como parte de una estrategia global que debe acompasarse con otras medidas de corte fiscal y regulatorio.

El Plan MOVES es necesario, pero lamentablemente y aunque se ha hecho un esfuerzo económico importante con respecto al plan de 2019, no cuenta con un presupuesto suficiente como para impulsar con determinación esa transformación del parque automotriz hacia la electrificación. Además, el hecho de que esté en manos de las Comunidades Autónomas no lo hace especialmente fácil de gestionar, porque cada gobierno regional imprime su velocidad y nivel de implicación para obtener los resultados previstos y en algunas Comunidades Autónomas existe ese compromiso, pero en otras se reduce a publicar en el boletín regional la orden de ayudas y a veces con mucho retraso, como sucede en Extremadura y Murcia.

El IDAE, que ha sido el encargado de diseñar el MOVES, ha puesto todo su empeño en lograr que sea lo más eficiente posible. Sin embargo, no depende del instituto ni la cuantía económica global del plan ni que el mismo se gestione de forma descentralizada.

Por eso, desde AEDIVE ya hemos trasladado al Gobierno estas inquietudes con la finalidad de dotar al MOVES con más monto económico y de centralizar su gestión, simplificando su operativa y haciéndola continuada en el tiempo, al margen de otras prebendas como que estas ayudas no computen como rendimientos del trabajo en la declaración de la renta.

P. Transport & Environment defiende que se eliminen las ayudas que reciben los híbridos enchufables como vehículos eléctricos, en base a un estudio que demuestra que contaminan más de lo que afirman sus fabricantes. ¿Qué postura defienden AEDIVE y AVERE al respecto?

Es un tema complejo, porque si eliminamos de las ayudas a los híbridos enchufables, los usuarios que no estén totalmente convencidos aún de la movilidad cero emisiones, optarán por adquirir un vehículo de combustión interna y no habremos logrado empezar a inculcar en ellos la movilidad eléctrica. Además, me temo que, si eliminamos de la ecuación de los incentivos a los híbridos enchufables, los objetivos de electrificación del parque van a ser imposibles de alcanzar.

Los híbridos enchufables han cumplido una función importante en la transición hacia la electrificación para muchos usuarios que no confiaban todavía en las capacidades del vehículo eléctrico de batería, en especial cuando las autonomías apenas superaban los 100 kilómetros en conducción real.

P. Pero hoy en día hay vehículos eléctricos que superan los 300 y 400 kilómetros reales de autonomía. ¿En qué lugar queda entonces el híbrido enchufable?

Es cierto, pero también lo es que todavía no hay un portafolio tan amplio como para cubrir todas las necesidades que tienen los usuarios, no solo en autonomía para largos trayectos, sino también en tipología de vehículos, segmentos de cliente y de uso de vehículos que necesitan los ciudadanos y que, a día de hoy, se están cubriendo con híbridos enchufables.

Además, todavía necesitamos reforzar la red de infraestructura pública en carreteras para que se puedan hacer masivamente viajes de larga distancia y de esa manera cubran los vehículos 100% eléctricos todas las necesidades de un ciudadano español, que de media no puede disponer de dos vehículos por cuestiones económicas y necesita uno que sea polivalente.

En muchos casos, el vehículo eléctrico puro ya da ese servicio al usuario, pero en otros casos, aún no. La clave de un híbrido enchufable pasa por que se use con responsabilidad y criterios de eficiencia, recargándolo diariamente y utilizando el 90% de su tiempo el motor eléctrico, dejando para los viajes largos el motor de combustión.

En este capítulo, no solo la responsabilidad ha de recaer en la industria y en las administraciones públicas, sino también en el propio ciudadano y en los usuarios, que deben adquirir y usar con conciencia y responsabilidad un híbrido enchufable y no solo para obtener una etiqueta cero emisiones que le permita ventajas como poder aparcar gratuitamente en zonas de estacionamiento regulado y utilizar el BusVAO en cualquier circunstancia.

P. Por último, en el plano personal, usted es comprador habitual de vehículos eléctricos. ¿Qué recomendaría a los ciudadanos que se quieren sumar a la movilidad eléctrica?

Que lo hagan sin miedo. Yo ya he adquirido desde 2014 tres coches eléctricos que han ido evolucionando tecnológicamente en estos años y mi experiencia ha sido positiva por cuanto he ahorrado con respecto a cuando tenía un coche de combustión, y mi movilidad no se ha visto alterada. Este año ha sido especialmente interesante para los compradores por la activación de los objetivos de 95 gCO2/km, que han obligado a los fabricantes a tener que impulsar la compra de eléctricos, y esa tendencia será mayor en 2021, cuando solo se podrán vender coches que hayan obtenido una homologación de consumos y emisiones WLTP, más exigente que la NDEC que había hasta ahora.

Para aquellos a los que la movilidad eléctrica de batería no cumple sus expectativas, animaría a que se compraran un híbrido enchufable, siempre y cuando sean conscientes de que han de usarlo con criterios de eficiencia y no adquirirlo solo por la etiqueta cero emisiones, recargándolo habitualmente para utilizarlo el máximo tiempo en modo eléctrico y aprovechar el motor de combustión para trayectos largos.


FUENTE: HÍBRIDOS Y ELÉCTRICOS

Arturo Pérez de Lucia: «La movilidad eléctrica es sostenible, pero también eficiente energéticamente»

Arturo Pérez de Lucia
Entrevista a Arturo Pérez de Lucia, Gerente de AEDIVE, para Diario de Mallorca

 

En el marco del foro eMovilidad 2019, Arturo Pérez de Lucía, director gerente de AEDIVE impartió la ponencia ‘Las islas, ecosistema ideal para la movilidad eléctrica y oportunidades de negocio’.  En esta entrevista despeja dudas sobre las oportunidades que presenta esta nueva fórmula de transporte.

P ¿En qué consiste la movilidad eléctrica?

R La movilidad eléctrica es un concepto que engloba dos claves fundamentales de la descarbonización del transporte. Por un lado la movilidad sostenible, por cuanto el vehículo eléctrico no produce ninguna emisión en la propulsión ni de gases contaminantes, ni de CO2 ni de ruido. Por otro, la eficiencia energética, dado que el vehículo eléctrico es el único capaz de interactuar con el sistema eléctrico, impulsando la eficiencia energética en el desarrollo de las energías renovables, la generación distribuida, el almacenamiento energético y el autoconsumo. Por tanto, la movilidad eléctrica va mucho más allá del mero hecho de mover personas y mercancías, ya sea en carretera, en mar o en el aire.

P ¿Cuál es el parque de vehículos eléctricos en España y qué perspectivas de crecimiento tiene?

R Respecto al parque actual, en nuestras carreteras ruedan en el entorno de 60.000 vehículos eléctricos matriculados, de toda clase y condición, desde turismos hasta camiones y autobuses. La cifra es aún pequeña considerando el parque global de vehículos en España, que ronda los 30 millones, pero lo cierto es que se trata de una tecnología disruptiva y, como tal, su curva de desarrollo es la lógica a la que han experimentado otras tecnologías disruptivas como la telefonía móvil o el ordenador portátil.

P ¿Ha aumentado últimamente?

R En los últimos años se ha vivido una senda de crecimiento en el número de matriculaciones de eléctricos y previsiblemente, a partir del 2020, este crecimiento va a ser sustancialmente mayor, debido entre otras cosas a que el próximo enero se endurecen los límites de emisiones medias de gramos de CO2 de los vehículos que se matriculen, pasando de 130 a 95 g/CO2, lo que significa que los fabricantes tendrán que vender muchos vehículos eléctricos para no tener que incurrir en multas que podrían llegar a ser multimillonarias. Por otro lado, la tecnología avanza y hoy día nos encontramos con muchos vehículos eléctricos con autonomías entre los 250 y los más de 400 kilómetros, y a lo largo del 2020 se presentarán más modelos, lo que unido al despliegue de una red de infraestructura de recarga rápida en itinerancia que se está produciendo y que a finales de año o principios del que viene cubrirá de forma básica todo el territorio nacional, incluido el insular, permitirá derribar las barreras de la ansiedad de autonomía que aún tienen algunos potenciales usuarios.

A todo ello se suma que los precios de los vehículos eléctricos se están empezando a equiparar con los de sus espejos en combustión y que las administraciones tanto central, como autonómicas y locales, están imprimiendo un impulso importante para esa transformación del parque móvil hacia vehículos descarbonizados que permitan no solo mejorar los efectos nocivos en la calidad del aire de un parque avejentado de combustión como el actual, con más de 12 años de antigüedad media, sino también que hagan posible cumplir con los objetivos medioambientales del Acuerdo de París y de Europa a 2030 y 2050.

P ¿Existen diferentes tipos de recarga?

R Sí, concretamente tres. Por un lado la carga vinculada, que es la principal, ocupa más del 80% de las necesidades de recarga de estos vehículos y se realiza en el hogar o en el lugar de trabajo. Se trata de la recarga más eficiente y es única con respecto al resto de tecnologías de propulsión, ya que ningún otro vehículo puede llenar su depósito en el parking donde permanece estacionado. Además es una recarga muy competitiva en precio, ya que recargar 100 kilómetros es posible con precios sensiblemente por debajo de 1 euro.
La recarga de oportunidad es la que se instala en el sector terciario (hoteles, restaurantes, aparcamientos, centros comerciales, etc.) y es una recarga que las empresas ofrecen como servicio de valor añadido, o cobrando, a los usuarios de vehículo eléctrico. Se trata de una recarga que se realiza mientras el vehículo permanece estacionado y su propietario realiza gestiones o simplemente, hace la compra, come o ve una película.
La recarga rápida (hasta 50 kW) y ultrarrápida (+ de 50 kW y hasta 350 kW) es la que se instala en ubicaciones estratégicas para poder recorrer largas distancias con un vehículo eléctrico y que también se instala en entornos urbanos, especialmente para vehículos de uso intensivo como taxis, vehículos de reparto, etc., y para usuarios que vienen de otras ciudades y al llegar necesitan una recarga acelerada para poder seguir camino.

P ¿La movilidad eléctrica es el futuro?

R La movilidad eléctrica es el presente, porque ya está entre nosotros y cada vez con mayor profusión, per sin duda, su uso y presencia va a incrementarse notablemente en los próximos años debido a lo que comentaba antes: la movilidad eléctrica es sostenible, pero también eficiente energéticamente y ello es fundamental en un mundo hacia el que vamos con mayores demandas eléctricas y con entornos urbanos crecientes que producen mayores consumos, siendo el vehículo eléctrico un instrumento de eficiencia del que además de promover as fuentes renovables de electricidad, actuará como sistemas de almacenamiento energético que pueden utilizarse en momentos de demanda eléctrica pico.

Además, hay que tener en cuenta que los vehículos de hidrógeno son también vehículos eléctricos y se trata de una tecnología que aunque hoy es incipiente y está sujeta a retos como su generación con fuentes renovables y su almacenamiento y transporte, en unas décadas está llamada a ofrecer soluciones importantes en el tráfico rodado, en especial en vehículos de transporte pesado de largo recorrido.

P ¿Qué potencia pueden alcanzar los vehículos eléctricos?

R Los vehículos eléctricos han tenido la fama injustificada de ser menos deportivos y pasionales que los de combustión pero a medida que la experiencia de uso es mayor entre los ciudadanos, se evidencia que el vehículo eléctrico, a igualdad de potencia, acelera mucho antes que uno de combustión. En un vehículo de combustión, se llega al par motor máximo a un número determinado de revoluciones, mientras que en uno eléctrico, el par se encuentra disponible en todo momento con solo pisar el acelerador.