Estas dos modalidades se diferencian principalmente en la duración del contrato y las diferencias de su contabilidad
Las necesidades de movilidad de las empresas se van adaptando al contexto de incertidumbre socioeconómica actual, que ha ido dando paso a nuevas formas de desplazamiento cada vez más flexibles y también sostenibles al acceder a vehículos para uso profesional.
Es por ello que en los últimos años modalidades de movilidad como el renting flexible y el leasing se han consolidado en el canal empresa. Sin ir más lejos, según los datos de la AER del primer trimestre del año, el renting ha supuesto el 45,71% del conjunto del canal de empresa, mientras que en 2021 suponía el 40,43%. Por lo tanto, es posible que a los gestores de flotas les surja la duda de cuál es la opción que mejor se adapta a sus necesidades. Al final, aunque ambas tienen el objetivo de facilitar el acceso de las compañías a una herramienta de trabajo como es un vehículo, cuentan con diferencias que se deben tener en cuenta a la hora de escoger.
Ante este contexto, Northgate Renting Flexible, compañía líder en el ámbito de la movilidad y pionero en la prestación de servicios de renting flexible, ha recopilado en qué consiste cada una de estas fórmulas y qué ventajas tienen a la hora de cubrir las necesidades cambiantes de las empresas.
Qué es el renting flexible y el leasing
Puede parecer que el renting flexible y el leasing son similares, y es que al final las dos son una forma de alquiler de un vehículo. Pero nada más. La principal diferencia es que el leasing implica un plazo obligatorio con opción a compra al terminar el contrato, y el renting flexible no está sujeto a plazos ni contempla la compra.
El renting flexible es una modalidad de renting de vehículos cuyo contrato no cuenta con permanencia, sin penalizaciones ni gastos, es decir, que se puede contratar un vehículo en renting flexible sin fijar un plazo, para el periodo que se necesite, y devolverlo cuando ya no sea necesario disponer de él sin que ello suponga ningún coste adicional. El cliente paga una cuota mensual que cubre los gastos y servicios asociados a ese vehículo, como el seguro, mantenimiento y revisiones, por lo que se paga por el uso de un servicio como ocurre en otros servicios como la música o las plataformas de streaming.
Por otro lado, el leasing, básicamente es un alquiler con derecho a compra. La empresa que ofrece esta modalidad está obligada a ofrecer la compra del vehículo pasados los años acordados entre ambas partes desde el inicio del contrato.
Diferencias entre renting flexible y leasing
Estas dos modalidades se diferencian principalmente en la duración del contrato y las diferencias de su contabilidad. Al estar destinado a la compra del vehículo, los contratos de leasing siempre son de larga duración, normalmente de 2 a 6 años. En cambio el renting flexible, como bien señala su nombre, cuenta con una mayor flexibilidad y adaptación a las necesidades del cliente. No cuentan con permanencia y si la empresa lo entrega antes de tiempo, tampoco cuenta con penalizaciones, una vez transcurrido el período mínimo y, además, la cuota fija incluye todos los servicios como el mantenimiento del vehículo, impuestos o el seguro. Por el contrario, el leasing exige al arrendatario llevar a cabo directamente la gestión del vehículo como el mantenimiento y reparaciones en talleres, el seguro, la asistencia, etc.
En cuanto a diferencias de contabilidad, mientras que el renting se considera un gasto y por tanto puede llegar a ser hasta 100% deducible, el leasing afecta al pasivo y al activo de la empresa y si se va a realizar la compra al finalizar el contrato contabiliza como adquisición de inmovilizado. Además, en el caso del leasing, las cuotas mensuales van englobando el precio total del vehículo, ya que la futura compra del mismo por parte del cliente está prevista desde el principio, aunque el cliente también puede decidir no comprar el vehículo al finalizar el contrato.
Desde Northgate Renting Flexible, recalcan la importancia de que los gestores de flotas sean conscientes de las diferencias que presentan ambas fórmulas, poniendo el foco en ventajas del renting flexible como son la ausencia de entrada, contabilización más sencilla, ventajas fiscales y, principalmente, la flexibilidad de poder ajustar los vehículos de trabajo en función de las necesidades reales del negocio, disponiendo de ellos el tiempo necesario o cambiando de tipología sin asumir costes adicionales.