- Las matriculaciones de estos modelos aumentaron un 87% en julio, aunque todavía apenas representan el 0,6% de los coches nuevos en circulación
Las ventas de turismos eléctricos crecen a un ritmo insuficiente para cumplir con la senda de descarbonización. Concretamente, las matriculaciones de estos vehículos subieron un 87% durante el pasado mes de julio y acumulan un aumento del 125% en lo que llevamos de ejercicio, según datos de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE) y la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (GANVAM).
En total en julio de 2019 se han matriculado 2.715 vehículos eléctricos puros y 503 híbridos enchufables, lo que eleva el acumulado del año en los primeros siete meses a 14.237 eléctricos puros y 4.026 híbridos enchufables. El año pasado, las matriculaciones en el mes de julio fueron de 1.056 eléctricos puros y 915 híbridos enchufables, con un acumulado en los primeros 7 meses de 2018 de 7.946 puros y 3.155 híbridos enchufables.
A pesar de lo llamativo de las cifras, las matriculaciones de eléctricos apenas representan el 0,6% del mercado total, lejos todavía de los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima-PNIEC que fija para el horizonte 2030 un total de 5 millones de eléctricos en circulación o, lo que es lo mismo, el 15% del parque móvil.
Los datos de Aedive y Ganvam evidencian que es el canal de empresa quien actúa como motor para introducir estos modelos en el parque. Así, el 65% de los eléctricos matriculados hasta julio se destinaron a flotas, poniendo de manifiesto que el apoyo a la movilidad cero emisiones dentro de la cultura corporativa es una vía eficaz para acelerar su implantación.
En este sentido, ambas asociaciones apuestan por medidas de corte fiscal que ayuden a las empresas a la electrificación de la flota, como puede ser la recuperación de las deducciones para las compañías que inviertan en vehículos verdes. En este sentido, abogan también por que la deducción en el rendimiento en especie para vehículos de empresa eléctricos puros sea de al menos el 50% o por permitir que aquellos vehículos cuyo precio antes de IVA supere el techo establecido para las ayudas puedan computar con el máximo coste establecido.
Por otro lado, si tenemos en cuenta que el canal particular apenas representa todavía tres de cada diez de las compras de eléctricos, se hace necesaria la puesta en marcha de medidas específicas como la eliminación o reducción del IVA para seguir rebajando la barrera del precio o que no se consideren las ayudas a la compra como rendimientos del trabajo que haya que computar al año siguiente en la declaración de la renta.
Un proyecto de Estado
A la vista de las cifras de matriculaciones de eléctricos, ambas asociaciones consideran que el Plan Moves no está funcionando como debería por lo que urge un replanteamiento. Concretamente, consideran necesario un programa estatal con bases y convocatoria única en lugar de apostar por un funcionamiento territorial, así como una revisión de las exigencias de achatarramiento.
Según la directora general de GANVAM, Ana Sánchez, “la obligación de achatarrar un vehículo de más de 10 años funciona muy bien con los motores de combustión tradicional, pero no cuando se aplica con los coches eléctricos porque las empresas, que son las que compran estos vehículos, no disponen de modelos para achatarrar. Esta exigencia es la que está provocando que las líneas para la adquisición de vehículos en la autonomías que las tienen en vigor se estén agotando lentamente, si lo comparamos con lo que sucedía con el Movalt, por ejemplo, que se agotó en 24 horas”.
Según el director general de AEDIVE, Arturo Pérez de Lucia, “para lograr los objetivos del PNIEC en descarbonización del transporte no podemos retrasar la puesta en marcha de una reforma fiscal verde bajo el criterio de quien contamina, paga, junto con un plan de incentivos real, coherente, ambicioso, continuado y en el que todas las administraciones estén alineadas. Ello ha de hacerse como proyecto de nación, ya que además, las cuentas salen, pues con la estimación del Gobierno de 30 millones de vehículos eléctricos en 2030 en España, según un estudio del Bank of America Merryl Lynch, el Estado español dejará de ingresar por impuestos 6.125 millones de euros, a razón de 1.225 euros por cada vehículo eléctrico matriculado, mientras que los costes sanitarios de los vehículos de combustión se cifran en 2.371€/vehículo, según un informe de Bellona Europa, lo que supondría que en España dejaríamos de gastar por ese concepto 11.855 millones de euros en 2030, a lo que habría que sumar una reducción en la dependencia de importación de crudo de casi 5.000 millones de toneladas de combustible, con datos de 2018”.