La transición hacia el vehículo eléctrico tendrá un impacto positivo en el empleo de la automoción en España

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La industria se beneficiará del desarrollo del vehículo eléctrico, ya que habrá un trasvase de mano de obra desde el sector tradicional del automóvil hacia industrias relacionadas con la energía y las infraestructuras de recarga

La Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE) ha presentado hoy un informe elaborado por Boston Consulting Group titulado Transición hacia el vehículo eléctrico. Observatorio del empleo: Estudio y análisis de la evolución del empleo en el ecosistema industrial de la movilidad eléctrica en España.

En dicho estudio se ha analizado cómo la sustitución del motor de combustión por un motor eléctrico afectará al empleo en España, fijando como horizonte el año 2030. Para la elaboración de este informe se han tenido en cuenta 26 actividades industriales y 31 familias de trabajo relacionadas con el desarrollo del vehículo eléctrico, tanto las industrias tradicionales de automoción (fabricantes de equipos originales, proveedores y post-venta), como las industrias anexas (proveedores de máquinas productivas, de infraestructuras de recarga y productores de energía), así como seis grandes tendencias que se dan en la industria de la automoción.

Entre las principales conclusiones, se destaca que la transición hacia el vehículo eléctrico generará un trasvase importante de puestos de trabajo, que contribuirá a compensar los efectos negativos de tendencias como la pérdida de volumen de producción, de la productividad y, sobre todo, de la deslocalización, “impulsando la transición de empleos hacia sectores como la energía y la infraestructura de recarga, que tendrán una gran necesidad de mano de obra en los próximos años”, afirma Marc Schmidt, responsable de Energía, Bienes Industriales, Operaciones y Personas y Organización en Boston Consulting Group.

Para que este impacto positivo del vehículo eléctrico se plasme en el resto de las tendencias, es fundamental impulsar aún más el desarrollo del vehículo eléctrico para poder influir de forma positiva en incrementar el volumen de producción, captando más modelos de coches y otros vehículos eléctricos para las fábricas españolas.

Asimismo, será necesario un plan de formación que permita adecuar a los trabajadores a las nuevas necesidades de la industria.  Se estima que, en total, 165.000 puestos de trabajo necesitarán cualificación específica. “Para lograr esta transición se necesita de la participación de la administración pública, de las empresas y las personas”, señaló Schmidt.

También será necesario desarrollar una cadena de valor completa de la batería de propulsión en nuestro país. A día de hoy, no existe ninguna planta de fabricación a escala industrial, las llamadas gigafactorías. El impacto de producir o no toda la cadena de valor de la batería tiene una repercusión en el empleo muy elevada. Concretamente, 8.000 puestos de trabajo están en juego. Asimismo, cabe destacar que España parte de una situación privilegiada para conseguir tener el ciclo de fabricación completo, gracias a las materias primas -grandes yacimientos de tierras raras en Campo de Montiel (Ciudad Real) y en el monte Galiñeiro (Pontevedra) o la mina de litio de San José (Extremadura) -.

El estudio destaca que se debería impulsar la industrialización de la reutilización y reciclaje de baterías, ya que constituye una fuente potencial de nuevos puestos de trabajo (se podría incrementar casi un 20% el empleo de este sector).

Otra de las necesidades para conseguir este impacto positivo es facilitar el despliegue de la infraestructura de recarga de los vehículos eléctricos, lo que se traduciría en una creación de 17.000 empleos en este sector de actividad, al margen de su fabricación, donde España destaca ya con importantes empresas manufactureras que desarrollan puntos de recarga de diversa tipología y con altos estándares de calidad y tecnología, que se exportan también a mercados internacionales.

La idiosincrasia del sector industrial de la automoción en España, que además exporta más del 80% de su producción a países que ya han establecido fechas de caducidad a la comercialización de vehículos de combustión en los próximos años, llevará a la pérdida de 29.000 empleos (-8%) en 2030 por efecto de la disminución de la producción y por la deslocalización, lo que solo podrá verse paliado por la apuesta por el vehículo eléctrico, destaca el informe.

 

En su estudio, Boston Consulting Group analiza seis tendencias que influirán en el sector

  1. La primera de ellas se refiere al volumen de mercado. Se espera que el volumen de producción se mantenga constante en aproximadamente 2,4 millones de unidades al año hasta 2030. Esto supone una disminución total de la producción de -16,3% en 11 años, que implica una disminución anual del -1,6% y la pérdida de 21.000 puestos de trabajo. Según se prevé, el volumen de ventas anual se mantendrá constante en 1,5 millones de automóviles. Por lo tanto, el parque automovilístico en España aumentaría solo un 1,1% anual durante los próximos diez años, lo que significa 32 millones de automóviles matriculados en 2030, frente a los 28 millones actuales en 2020.
  2. La segunda tendencia analizada es la evolución tecnológica. La conducción autónoma, una mayor conectividad y la migración de lo analógico a lo digital tendrán un fuerte impacto en el desarrollo tecnológico de los automóviles, lo que se traduce en una mayor demanda de ingenieros de software en la industria automotriz y anexa, que supondrá un aumento de 2.000 puestos de trabajo.
  3. Por otro lado, dos aspectos del mix de automóviles producidos son relevantes en relación con la evolución del empleo. Una proporción creciente de automóviles de gama media o premium aumenta el contenido medio por automóvil fabricado. Esto conducirá a una mayor necesidad de puestos de trabajo, especialmente en la industria auxiliar. Asimismo, se espera que ningún fabricante de automóviles europea aumente su número de plataformas para fabricar los vehículos en los próximos diez años, lo que dará lugar a una demanda estable de ingenieros de I+D asociados a las plataformas de vehículos.
  4. La cuarta tendencia es la de la productividad. Se espera que la digitalización y la automatización promuevan un aumento constante de la productividad durante los próximos diez años, aproximadamente, un 0,4% al año. Sin embargo, esta mejora tiene un efecto negativo en la mano de obra, sobre todo, en la de menos cualificación. Se estima una bajada de 4.000 trabajadores. Sin embargo, no debe interpretarse como un mal dato, ya que refleja la mejora de la competitividad industrial.
  5. Por otro lado, el traslado de puestos de trabajo, especialmente a países con costes laborales más bajos, ha sido durante mucho tiempo una tendencia en la industria del automóvil. Existe una deslocalización de puestos de trabajo desde España a otros países europeos, suponiendo una pérdida media de 1,5% puestos de trabajo al año.
  6. Por último, el cambio al vehículo eléctrico es otra de las tendencias analizadas. En 2020, alrededor del 92% de los vehículos producidos en España estaba equipado exclusivamente con un motor de combustión. Esta proporción caerá drásticamente en 2030 a solo el 2%. Para 2030, el volumen de vehículos eléctricos de batería (BEV) y de vehículos híbridos enchufables (PHEV) será de alrededor del 68%. El 30% restante serán vehículos eléctricos híbridos (HEV). Esto significa un aumento de la producción de un 52% al año de vehículos eléctricos con baterías en España y, por consiguiente, creación de puestos de trabajo. La transición hacia los vehículos electrificados consigue contrarrestar las pérdidas en el sector de la automoción gracias a los puestos de trabajo generados en baterías e infraestructuras de recarga.