Primer éxito comercial para Aptis en Estrasburgo

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12 Aptis serán los primeros autobuses eléctricos en incorporarse a la flota del operador estrasburgués CTS

Alstom ha recibido del operador urbano de transporte de Estrasburgo CTS (Communauté des Transports Strasbourgeois) la primera orden de compra para la adquisición del innovador autobús 100% eléctrico, Aptis. El contrato comprende la compra de 12 vehículos Aptis de 12 metros de longitud y equipados, cada uno de ellos, con tres puertas. Estos Aptis serán los primeros autobuses eléctricos que se incorporan a la flota de vehículos del operador de transporte urbano estrasburgués.

Gracias a su diseño innovador, Aptis ofrece al pasajero una experiencia y confort únicos: Su sistema de asistencia en parada para una alineación perfecta con la acera, el piso bajo en todo el vehículo y las puertas dobles permiten un cómodo flujo de pasajeros y un fácil acceso para sillas de ruedas y carritos. Además, está provisto de una zona lounge con ventanales panorámicos en la parte trasera del autobús y cuenta con un 25% más de superficie acristalada que los autobuses tradicionales.

Los vehículos para la ciudad de Estrasburgo contarán con un sistema de carga nocturna en cocheras. Aptis ofrece además la posibilidad de incorporar tecnología de carga rápida oportunista al final de cada línea, bien con soluciones de carga por suelo (SRS) o por el techo (pantógrafo invertido).

El autobús 100% eléctrico de Alstom ha sido diseñado para optimizar el coste total de propiedad, gracias a sus reducidos costes de mantenimiento y explotación, así como a su mayor vida útil. Para las autoridades locales, por lo tanto, tendrá un coste total equivalente al de los autobuses diésel actuales.

En septiembre de 2018, la central de compras para el transporte público (CATP1) incluyó a Aptis en su oferta de autobuses eléctricos. Esta referencia permite a las autoridades adquirir, a través del CATP, Aptis de forma directa y sencilla, evitando largos y costosos procedimientos administrativos.

Desde la presentación del prototipo en marzo de 2017, 4 vehículos en pruebas han estado recorriendo en condiciones reales de operación más de 40,000 km en toda Europa. En España, durante el pasado mes de febrero, Aptis ha circulado en pruebas con los operadores de transporte público de Barcelona, Madrid, Vigo y Valladolid. Estas pruebas han hecho posible testear las características del Aptis, inspiradas en el tranvía, en nuevos contextos: su inserción en la circulación, su autonomía y su sistema de asistencia en circulación.

Aptis ganó, en 2017, el premio a la Innovación en la feria de autobuses Busworld.

La fabricación y las pruebas de los 12 autobuses para la ciudad de Estrasburgo se llevarán a cabo en los dos centros de Alstom en Alsacia. La planta de Hangenbieten se encargará de la fabricación de los módulos de los extremos (cabina del conductor y salón trasero); La fabricación del módulo central de pasajeros, el montaje final y las pruebas se llevarán a cabo en el centro de Reichshoffen. Este esquema industrial permitirá la fabricación en serie a partir del segundo trimestre de 2019.

Las empresas se enchufan al negocio de las electrolineras

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Todo hace pensar que la construcción de una futura red de electrolineras que surta de energía a los coches eléctricos es un apetitoso negocio al que algunos quieren hincar el diente. El último en mostrar interés ha sido la familia Riberas, propietaria de Gestamp y X-Elio, según ha publicado esta semana Expansión. Pero en este gran pastel otros también toman posiciones para repartirse las tajadas. Las grandes energéticas han sido las primeras en diseñar sus propios planes con el fin de liderar la transición a una movilidad mucho más sostenible y menos contaminante. Endesa va a crear 8.500 puntos de recarga (lenta, rápida y supe rápida) hasta 2023 e Iberdrola también se ha comprometido a instalar más de 200 estaciones de recarga rápida a finales de este año, al menos una cada 100 km en las principales carreteras. En el festín hay comensales de lo más variopinto: desde la automovilística Nissan hasta grandes grupos de aparcamientos como Saba y Tesla. E incluso la petrolera Repsol anunciaba esta semana la instalación del primer punto de carga ultra rápida (en 6 minutos y con una potencia de 700kW) en Vitoria a partir de abril.

Para entender este mercado, primero hay que saber qué es una electrolinera. «Es un punto donde pueden recargar varios coches a la vez de forma rápida. Es decir, viajo, cargo el coche y sigo mi viaje», explica Jorge Morales, director de Próxima Energía. Y para eso las recargas no pueden tardar más de 30 minutos. Hoy día eso lo garantizan puntos de recarga de 50 kW (rápida), de 150 kW (super rápida) y de 350 kW (ultra rápida).

El Gobierno quiere alcanzar los cinco millones de vehículos eléctricos en las carreteras en 2030

Algo muy diferente a los puntos de recarga semi rápidos que ofrecen muchos ayuntamientos, o empresas como Mercadona,Alcampo, Ikea y Bricomat en sus aparcamientos, o hasta hoteles, casas rurales y pequeños comercios para sus clientes, donde la recarga oscila entre una y tres horas. Y nada que ver con el sistema que utiliza el propio consumidor particular en su garaje. «Casi la totalidad de las cargas de un vehículo eléctrico se realizan por la noche, en casa o en el garaje de la empresa, por lo que, salvo casos en los que se requieran muchos más kilómetros de autonomía que los más de 300 que tienen ya algunos modelos actualmente en venta, la carga pública no es indispensable. Esta carga nocturna es más que suficiente para casi el 90% de usuarios», asegura Arturo Pérez de Lucia, director gerente de Aedive (Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico).

Un sector no rentable

Sin embargo, en la creación de una red básica de electrolineras no hay marcha atrás. La UE quiere reducir, al menos, un 40% emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con 1990. Y para conseguirlo la promoción del vehículo eléctrico tiene un papel crucial. De hecho, el objetivo de nuestro Gobierno, recogido en el Plan Nacional Integral de Energía y Clima, es que en 2030 circulen por las carreteras españolas unos cinco millones de coches eléctricos que supondrán el 16% del parque móvil. Y eso, «requiere una red de carga rápida en itinerancia para realizar trayectos de largo recorrido y para servicios intensivos en uso como el taxi, la distribución de última milla o flotas comerciales, además sirve para eliminar la barra de la ansiedad de autonomía en los usuarios», dice Pérez de Lucia.

Suficiente motivo para que el camino hacia esta movilidad sostenible se haya convertido en un atractivo negocio. Aunque ahora no parece un sector muy rentable. «Las empresas que están interesadas se quejan de que los costes por instalar un punto de recarga son muy altos, cuando además solo van a cargar uno o dos coches al mes», indica el experto energético Jorge Morales.

Un punto de recarga de 50 kilovatios cuesta una media de 4.000 euros, es decir, esto es lo que se paga «solo por tener la potencia disponible, después vienen los gastos de mantenimiento, etc», afirma Elena Bernardez, responsable e-mobility de Endesa X. «La inversión —asegura— en la infraestructura civil en acceso público es cara. El problema es cómo está regulado el término de potencia. Si además no hay coches que carguen, el coste es mayor». Trabas que se salvan porque la apuesta de esta compañía es la sostenibilidad, dice, y «una infraestructura de electrolineras es necesaria para no dejara tirado a nadie, y para paliar ese el miedo que causa la autonomía de los eléctricos».

Entonces ¿por qué grandes compañías están apostando por crear electrolineras? «El negocio no es el punto de recarga, sino la electricidad que se va a consumir. Las eléctricas quieren que se desarrolle el coche eléctrico para que exista un mayor consumo de energía», sostienen el experto Jorge Morales.

La inversión en la infraestructura civil en acceso público es cara

Otra opción es aprovechar la red de estaciones de servicios que ya existen en España. Una propuesta que figura en el Anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, elaborado por el Gobierno y que ha sido remitido a Las Cortes. Su futuro dependen de lo que digan las urnas el próximo 28 de abril. Este documento recoge que las gasolineras que en el año 2018 hayan tenido «un volumen anual agregado de ventas de gasolina y gasóleo superior o igual a 5 millones de litros instalarán al menos una infraestructura de recarga eléctrica de potencia igual o superior a 22 kW».

Ayudas públicas

«A día de hoy no es un gran negocio y la prueba es que las estaciones de servicio que ya cuenta con puntos de recarga no obtienen grandes beneficios derivados de su utilización», defiende Nacho Rabadán, director de comunicación de CEEES (Confederación de Empresarios de Estaciones de Servicio). «Hay muchas empresas interesadas en desplegar redes de recarga de puntos eléctricos —comenta— y obviamente se han fijado en la red española de estaciones de servicios, pues poseemos las mejores ubicaciones para garantizar la movilidad, así como la experiencia en el suministro de energía para los despazamientos».

Para el desarrollo de una red de electrolineras suficiente, los expertos señalan la necesidad del apoyo de las administraciones, «que faciliten los procesos administrativos y eliminar trabas como el término de potencia, que desincentiva a los inversores», sugiere Pérez de Lucía. También son necesarias las subvenciones. El primer paso ha sido aprobar, en el pasado Consejo de Ministros, cómo se van a repartir las Comunidades Autónomas de los 45 millones de euros con los que está dotado el Programa de Incentivos a la Movilidad Eficiente y Sostenible (MOVES). Entre un 30% y un 60% de lo que va a recibir cada región se destinará a la implantación de infraestructuras de recarga (de este último porcentaje, como mínimo el 50% será para puntos de recarga rápida o ultra rápida).

Puntos en la red

En total, España cuenta ya con 4.175 puntos de recargar (lentos, rapidos, super rápidos y ultra rápidos) distribuidos por todo el país, según los datos que recoge Electromaps, una web donde figuran los puntos de repostaje eléctrico de diferentes países europeos. La Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) recogía la cifra de 4.974 en el primer semestre de 2018, situando a nuestro país en el quinto de la Unión Europea con más puntos de recarga. Sin embargo, estamos lejos de países como Holanda que posee más de 32.875, Alemania 25.241 y Francia 16.311 yReino Unido 14.256.

Por otro lado, España es uno de los países europeos con menor representación de vehículos eléctricos en lo que a ventas se refiere: un 0,32% de cuota respecto al mercado de turismos. Noruega se situaba en 2017 en el 20,82%. Le sigue Islandia (4,01%), Países Bajos (1,92%) y Austria (1,54%).